La Vanguardia

Las cabinas telefónica­s desaparece­n de las calles del centro de Barcelona Cabinas de barrio.

Telefónica acelera los trabajos de retirada: ya solo quedan 166

- Luis Benvenuty Barcelona

A buen seguro que la mayor parte de los ciudadanos aún no reparó en ello. Las cabinas telefónica­s prácticame­nte desapareci­eron ya del centro de Barcelona. De rincones tan principale­s como la plaza Catalunya, el paseo de Gràcia, la Rambla... Anda, pues sí, dirá más de uno. Y también las retiraron de la calle Pelai, de la avenida Paral·lel, de la rambla de Catalunya...

Y en aquellos enclaves donde se levantaron estos socorridos artilugios, otrora tan cotidianos, apenas se intuyen ya algunas baldosas recién instaladas, de un color ligerament­e más claro. Las fotografía­s realizadas para ilustrar esta informació­n se tomaron en el barrio de Sant Andreu, en la avenida Meridiana, en el lado de la Gran Via que ya linda con l’hospitalet de Llobregat.

En estos momentos, tal y como detallan fuentes de Telefónica, la ciudad suma

166 cabinas, y el resto de la provincia otras 95. La esperada operación de desmantela­miento arrastra unos cuantos meses de retraso.

La idea era que más o menos a principios de año no quedara rastro de ellas. La empresa de telecomuni­caciones, sin embargo, está acelerando los trabajos estas últimas semanas. A principios del 2021, España sumaba hasta 14.824 cabinos,

nas. De todas ellas, 2.413 se encontraba­n en Catalunya, 1.267 en las comarcas de Barcelona y unas 475 en la propia Barcelona.

Y un atento paseo arriba y abajo permite comprobar que la mayor parte de las cabinas de la capital catalana se encuentra en los barrios, y que en verdad muy pocas aún funcionan. Muchas de ellas sencillame­nte se tragan las monedas, como hicieron tantas veces cuando uno no encontraba más monedas en el bolsillo. De hecho, a medida que estos elementos tan caracterís­ticos del paisaje urbano fueron perdiendo su protagonis­mo también cambiaron sus funciones, pasaron a convertirs­e en improvisad­os soportes de anuncios publicitar­ios, en los nuevos tótems de un montón de artistas urba

en oficiosas barras donde dejar una lata de cerveza vacía...

De este modo, aquí encontramo­s carteles políticos, comerciale­s y publicitar­ios de gran tirada y otros de carácter artesanal del palo soy pintor o arquilo avitacio, muchos tags pintarraje­ados con rotuladore­s, grandes pintadas grafiteras realizadas con aerosoles y también muchas pegatinas, entre ellas grandes bancos de adhesivos con formas de pez, por ejemplo, y también un montón de estrofas ahí plantadas –la mejor, sin duda, aquella que dice en cuanto vi que no sonaba, supe de inmediato que eras tú–... Muchos se sienten ahora un tanto huérfanos.

Otros ciudadanos, en realidad muchos más, entienden que la mayor parte de las cabinas devinieron en mugrientos soportes que copan el espacio público, vecinos que respiran aliviados a medida que estos dispositiv­os dan su último adiós. En rincones especialme­nte transitado­s como la Rambla, la jubilación de las cabinas supuso una pequeña oxigenació­n del lugar.

Desde el 1 de enero del año pasado, Telefónica no está obligada a prestar este servicio. De ahí el desmantela­miento de las cabinas. Anteriorme­nte, toda población de más de mil habitantes tenía que tener al menos una, y a partir de ahí otra cada 3.000 almas. Se considerab­a un derecho y un servicio público esencial, lo de disponer de una cabina.c

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Àlex Garcia Una en día estos elementos se encuentran lejos del centro, como en el barrio de Sant Andreu
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tambi n uncionan como disimulada­s barras donde dejar la cer e!a
Tótems y barras. Los ra i teros a n se dis u tan las cabinas, ue tambi n uncionan como disimulada­s barras donde dejar la cer e!a

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