Pablo Larrazábal envejece mejor que un buen vino
El barcelonés sumó en Corea su octavo título del DP World
Después de diez meses con apenas un top ten en India como mayor logro y con los 40 llamando a la puerta de su DNI, los cumple en dos semanas, pasar página con Pablo Larrazábal (Barcelona, 1983) hubiera sido – de nuevo– un error. Como tantas otras veces. El jugador del RCG El Prat envejece mejor que un buen vino, y ayer, en Corea, como si jugara al Risk, conquistó un nuevo territorio y sumó su octavo título del Circuito Europeo, el tercero en apenas 13 meses con su inseparable Raúl Quirós con la bolsa al hombro.
“Solo mi equipo y mi familia saben lo que he sufrido estos últimos meses”, confesaba aún emocionado tras sellar su triunfo en el Jack Nicklaus Golf Club de Incheon. Y es que tras ganar en Infinitum (Tarragona) hace un año, su juego entro en un bache. Nada nuevo para Larrazábal, que sabe resurgir como nadie, pero que ante el inexorable paso del tiempo podía haber generado dudas. No lo hizo en su núcleo duro, que continuó trabajando para volver a la buena senda, con su hermano y entrenador Alejandro, a la cabeza. Un trayecto que culminaba en Corea con su octavo triunfo, una cifra que le asienta como una de las indiscutibles estrellas del circuito. “Estoy al borde de los 40, no le pego muy fuerte, jugar contra tantos chavales que van 30 metros más largo que yo y ganarles es increíble”, se felicitaba. Pam, el apodo con el que casi todo el mundo le conoce, no tardará en poder celebrarlo con la familia, ya que el fin de semana se casa su hermano. La fiesta está asegurada.
En esa misma parte del mundo, en Singapur, Sergio García no pudo completar el doblete español y cayó en el playoff del LIV de Singapur ante Talor Gooch.