Juanito ‘Pinotxo’ ya tiene libro
Rara vez un barcelonés popular ha sido protagonista de una gran obra literaria
Rara vez, Barcelona o los barceloneses han elevado a un personaje popular a la triple categoría de icono literario, figura de su museo de cera y distinguido por el Ayuntamiento. Quizás porque la memoria popular importa más que nunca –¡va tan escasa!– , quizás por el cariño unánime que concitaba la persona o acaso porque Barcelona se resiste a la desmemoria, Juan Bayén, Juanito, el recientemente desaparecido factótum del bar Pinotxo, es protagonista de un libro primoroso, 300 páginas, muy visual y digno de un grande del pop o la moda, que hoy se presenta: La Boqueria del Juanito. Pinotxo (editorial Genco).
La obra acierta por su oportunidad –el homenajeado llegó a verla editada, pero falleció el 11 de abril, días antes de su presentación, aplazada– y el cuidado y calidad de sus imágenes – el artista visual Josep Rodenas se ha lucido, un trabajo de meses de seguimiento–, acompañadas de textos de cuatro autores y los dibujos de Mariscal, Nebreda y Fransoy. El resultado hace honor a la intención del edi- tor, Emmanuel Bouvard: “Lo que se hace desde el corazón siempre es auténtico”. Y único.
Rodenas ha captado la dimensión del personaje en su salsa: una de las almas del gran mercado de Barcelona, la Boqueria, tan loado como “abandonado” por sus habitantes. En las fotografías queda claro el cariño, genuino, que despertaba Joan Bayén, un currante hecho de una pasta antigua que le hizo, por ejemplo, hacerse socio del RCD Espanyol siendo él un gran culé, y todo para que un cuñado, periquito, no sufriese a solas los domingos.
“No me queda nada por vivir, nací en vísperas de una guerra civil y acabo de pasar una pandemia mundial. Los acontecimientos históricos que han ido sucediendo no me han distraído nunca de mi meta en la vida: ser feliz”, resume en el libro, mitad reflexiones del protagonista, mitad evocación del hábitat humano del mercado sin el que nunca Joan Bayén hubiese terminado en un libro semejante (o una estatua, expuesta a partir de hoy en la sala Maestros de la cocina del Nou Museu de Cera). De paso, la obra recuerda algunos antecesores, como Ramon Cabau, de quien Juanito pilló el gusto por la pajarita, el restaurador y farmacéutico que se quitó la vida con cianuro en el propio mercado, allá por 1987) y episodios hilarantes, como el lanzamiento y consumo de carne de ballena, años cincuenta.
La obra contiene el testimonio abreviado de la legión de amigos de Juanito, lo mejor de cada casa, y un QR que permite ver y oír sus palabras de afecto, incluso las del propio homenajeado que denota, eso sí, el final del camino. No hay trazas del mal rollo familiar que ha desembocado en un Pinotxo sin el rótulo de Pinotxo. “Creo que la Boqueria para mí se empieza a acabar, a mi edad, y he hecho lo suficiente, cierro y a lo que venga...”, señala, todo en blanco y negro, como esa fotografía antológica en la que prepara uno de sus famosos cortados. ¿Su plato favorito del Pinotxo?: “El estofado de carne con patatas”. ¿Seguirá Barcelona criando personajes populares que nunca hicieron monadas en Instagram y se ganaron a pulso, madrugada tras madrugada, el cariño de sus conciudadanos? El libro refleja con pasión un mundo que se acaba, en el que los niños, del brazo de su madre, lo aprendieron todo en la calle, “Mi madre me enseñó a trabajar”, resume Juanito. Ahí es nada.c
“Mi madre me enseñó a trabajar”, resume Juanito a la hora de explicar su vida, objeto de un libro primoroso