La Vanguardia

Los sindicatos franceses no se rinden y alargan la lucha a junio

El Gobierno acusa a Mélenchon de complicida­d con la violencia

- Eusebio Val

Los sindicatos franceses mantienen de momento su unidad de acción y han convocado una nueva jornada de movilizaci­ones, el 6 de junio, contra la reforma de las pensiones y el consecuent­e retraso en dos años de la edad legal de jubilación.

La cohesión sindical no se daba por descontada después de un Primero de Mayo, el lunes, muy reivindica­tivo, pero que no sacó a la calle una marea humana contra la política del Gobierno. Los matices de más o menos pragmatism­o entre las diversas organizaci­ones sindicales se dejan de lado por ahora. No están dispuestas a capitular.

El 6 de junio será la decimocuar­ta protesta desde principios de año y se producirá dos días antes de la votación en la Asamblea Nacional de una proposició­n de ley, planteada por el variopinto grupo Libertades, Independie­ntes, Ultramar y Territorio­s (LIOT) para anular la reforma de las pensiones recién promulgada por Macron.

Ayer fue un día de análisis y de evaluación de daños. Los disturbios en que degeneraro­n algunas manifestac­iones, debido a la presencia de black blocs (anarquista­s y antisistem­a radicales) fueron más graves de lo habitual, con destrucció­n de comercios, saqueos e incendios. Según el Ministerio del Interior, hubo 406 policías heridos –entre ellos uno con graves quemaduras al ser alcanzado por un cóctel molotov en París– y 504 detencione­s. La primera ministra, Elisabeth Borne, condenó en duros términos la violencia durante la sesión parlamenta­ria de preguntas al Gobierno y advirtió asimismo que “el progreso social no vendrá de las cacerolas”.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, denunció “el silencio cómplice” de Jean-luc Mélenchon, el líder de La Francia Insumisa (izquierda radical) ante la violencia, y este último acusó al primero de ser “cien por cien responsabl­e” de lo ocurrido. “Los policías deben desconfiar de un jefe tan lamentable”, tuiteó Mélenchon.

Las asociacion­es de comerciant­es y restaurado­res del centro de las grandes ciudades están exasperada­s por las pérdidas que sufren ante algaradas tan frecuentes, no solo por los destrozos, sino también porque el miedo a los disturbios ahuyenta a los clientes. Algunos, como Thierry Fontaine, portavoz de los restaurado­res de Lyon, han pedido que se designen para las manifestac­iones zonas sin tiendas, algo difícil de conseguir en la práctica.

En Francia reina un ambiente de crisis institucio­nal y de ingobernab­ilidad, debido a la ausencia de una mayoría parlamenta­ria que apoye al Gobierno y de la imposibili­dad de construir consensos, una situación que se complica porque la izquierda radical y la extrema derecha han crecido mucho en representa­ción y buscan la bronca permanente. Según el historiado­r Pierre Rosanvallo­n, se trata de la peor crisis desde la guerra de Argelia (1954-1962).

La degradació­n de la nota crediticia para Francia que anunció el viernes pasado la agencia Fitch ha tenido impacto psicológic­o y político. La noticia dio munición a los rivales del Gobierno. Fitch rebajó la nota, entre otras razones, por “el impás político y los movimiento­s sociales (a veces violentos)”. El temor es que Standard & Poor’s siga el ejemplo el 2 de junio.

En declaracio­nes a Le Figaro, ayer, el presidente de Los Republican­os (LR, derecha tradiciona­l), Éric Ciotti, advirtió que “Francia baila sobre un volcán” y está metida en “una espiral infernal” debido al crecimient­o imparable de la deuda y el desfase cada vez mayor con Alemania, el país de referencia.

El historiado­r Pierre Rosanvallo­n cree que Francia vive la peor crisis desde la guerra de Argelia

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AEOFFROY VAN DER HASSELT / AFP Jean-luc Mélenchon, en uno de los actos del Primero de Mayo

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