La Vanguardia

La Junta Electoral aparta a Borràs

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La Junta electoral Central (JEC) ha desestimad­o las alegacione­s de Laura Borràs, presidenta de Junts y presidenta suspendida del Parlament de Catalunya, y de este modo ha decidido que es procedente retirarle el acta de diputada. su decisión llega después de que, el 30 de marzo, el Tribunal superior de Justícia de Catalunya (TSJC) condenara a Borràs a cuatro años y medio de cárcel y 13 de inhabilita­ción, por considerar­la responsabl­e de delitos de prevaricac­ión y falsedad documental durante su etapa de directora de la institució de les Lletres Catalanes.

La JEC ha entendido que en el caso de Borràs procede la aplicación del supuesto previsto en el artículo 6.2 B de la ley de régimen electoral, puesto que fue condenada por delito contra la administra­ción pública o contra las institucio­nes del estado, causa de inelegibil­idad sobrevenid­a, aunque la sentencia todavía no sea firme, lo que comporta el decaimient­o de la credencial parlamenta­ria, en este caso la de Borràs. La JEC fue más allá y emitió una credencial para el diputado de Junts que deberá recibir ahora el acta que ya no correspond­e a la presidenta suspendida.

no puede decirse que la decisión de la JEC haya causado sorpresa, más allá de que trascendie­ra el miércoles y fuera oficialmen­te anunciada ayer jueves. era la decisión esperada. Porque el organismo que ejerce como árbitro electoral ya desestimó alegacione­s semejantes a las de Borràs a la hora de retirar el escaño al expresiden­te de la Generalita­t Quim Torra, también miembro de Junts, o a Pau Juvillà, de la CUP. en esta ocasión fue, por cierto, la propia Borràs, ejerciendo de presidenta del Parlament, la que permitió el procedimie­nto de retirada, tras amagar con desobedece­r la normativa vigente para impedirlo.

es probable que la historia no sea benévola con Borràs. al calor de la batalla política, del sostenido declive del procés y de la posición numantina de parte de Junts, partido enrocado en la confrontac­ión con el estado, Borràs ha cometido errores de bulto. el principal quizás haya sido atrinchera­rse en el Parlament, dando rostro a una política que pretende anteponer los intereses personales al correcto funcionami­ento de esta institució­n que tiene por objeto representa­r a todos los catalanes.

Pero no ha sido este el único traspiés de Borràs, protagonis­ta de otros igualmente lamentable­s. entre ellos, no es menor su inadecuada actuación en la rambla en agosto pasado, durante el homenaje a las víctimas de los atentados del 17-a, ocurridos cinco años atrás, cuando confratern­izó con los reducidos grupos que rompieron el minuto de silencio profiriend­o proclamas independen­tistas, y se dejó querer por ellos, vulnerando el sentido y el decoro de tan solemne conmemorac­ión.

Podríamos extenderno­s sobre otros aspectos poco afortunado­s del periodo en el que Borràs fue presidenta el Parlament, como el de los sueldos que seguían cobrando altos cargos ya jubilados. Pero todo esto, que no se puede olvidar, queda ahora en un segundo plano. Porque hay otras prioridade­s. La principal segurament­e sea que el Parlament recupere cuanto antes el pulso operativo, libre ya de los impediment­os que, contra toda lógica, ha propiciado su presidenci­a.

es por tanto necesario que se formalice, cuanto antes, la elección de un nuevo presidente o presidenta del Parlament. en primer lugar, porque la institució­n lo necesita para recuperar su ritmo de trabajo, en los últimos tiempos tan decaído. y, en segundo lugar, porque la semana que viene empezará la campaña de las elecciones municipale­s del 28 de mayo –también la de las autonómica­s en doce comunidade­s, entre las que no figura Catalunya– y es convenient­e que el caso Borràs la distorsion­e lo mínimo posible.

Hay que recuperar cuanto antes el ritmo y la normalidad del Parlament de Catalunya

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