El aliado incómodo
Aragón Existe se perfila como la clave para formar gobierno en Aragón
Por primera vez en sus dos décadas y media de historia, Teruel Existe irrumpe en la política aragonesa. A través de su marca regional, Aragón Existe, la formación aspira este 28 de mayo a entrar en las Cortes con el peso suficiente para condicionar la formación del nuevo ejecutivo y repercutir en sus futuras decisiones. Un objetivo factible según las últimas encuestas, que le otorgan un papel determinante en la gobernabilidad de la comunidad.
El rol de partido bisagra es un bien muy codiciado en estas tierras de pactos. Tras la llegada del Estatuto de Autonomía en 1982, Aragón tan solo ha contado con dos gobiernos monocolor: el del socialista Santiago Marraco (1983-1987) y el siguiente de Hipólito Gómez de las Roces, fundador del Partido Aragonés (PAR). Desde entonces, esta formación de centro ha sido “el clavico del abanico” que ha permitido a PP o PSOE alternarse en el poder. La última fue en el 2019 cuando, contra todo pronóstico, entró en el cuatripartito que encabeza el socialista Javier Lambán junto a Podemos y Chunta Aragonesista.
Sin embargo, el PAR atraviesa sus horas más bajas. De los 19 diputados que atesoró en sus días de gloria, ahora solo cuenta con tres, y las agrias disputas internas y judiciales de los últimos meses amenazan con conducirlo a la irrelevancia. Tampoco corren buenos tiempos para Ciudadanos, el otro gran partido de centro aragonés. Como en el resto de España, los naranjas se asoman al abismo, y corren el riesgo de pasar de tercera fuerza parlamentaria –12 de los 67 escaños– a desaparecer.
En este incierto contexto emerge la coalición Teruel Existe-aragón Existe. Sus expectativas tras una legislatura en el Congreso de los Diputados son elevadas en su feudo, la provincia de Teruel, donde han conseguido 83 candidaturas y confían en el tirón de su líder, el diputado Tomás Guitarte.
Más difícil lo tienen en Huesca y Zaragoza, donde apenas suman 30. Aun así, han sido capaces de presentar un candidato solvente al Ayuntamiento de Zaragoza en la figura de Raúl Burillo, uno de los inspectores de Hacienda que destapó el caso Nóos en Baleares.
Hasta la fecha, la coalición rechaza posicionarse a izquierda o derecha, habla de transversalidad y se muestra abierta a pactar “con todo el mundo” dispuesto a afrontar “de verdad el problema de los desequilibrios territoriales” (léase la despoblación y el papel de Zaragoza ciudad, señalada como aspirador de recursos y población).
Pero hay más condiciones. La primera y más gruesa es su veto a Vox, que podría impactar en las aspiraciones del candidato popular, Jorge Azcón, por formar una mayoría alternativa. También la ejecución de un plan de ordenación previo a la implantación de las renovables, el freno al proyecto de unión de estaciones en el Pirineo o la descentralización de la administración pública, cuestiones que dificultan el pacto tanto con el PP como con el PSOE.
Por ahora, los dos grandes partidos miran con recelo al recién llegado. No les gusta –sobre todo a Lambán, muy crítico con ellos estos cuatro años– su creciente peso en Teruel o el victimismo que, dicen, destila su discurso. Aun así, han optado por rebajar el tono de sus críticas y evitar los ataques directos, no sea que al final tengan que sentarse a negociar.c
La nueva candidatura, nacida de la experiencia de Teruel Existe, presenta más de un centenar de listas