Que aguanten si tienen calor...
Las escuelas públicas de Catalunya son como mi ático de soltero: carecen de aire acondicionado, un vacío moral, metafísico y tecnológico que me legitima para aconsejarles que hagan como yo. o sea, fastidiarse.
¿Desde cuándo los niños han dejado de hacer algo que les interesa porque hace calor o frío?
yo no abogo por que los muy tunantes, cuentistas y mimados se asen a l’ast o haya que escabecharlos, pero tampoco veo con buenos ojos que, alcanzadas ciertas temperaturas, puedan suspenderse las clases para ir a “un refugio climático”, digo yo que el patio, opción propicia a desembocar en una piscina hinchable tratando de ahogar al condiscípulo Vicentín o en un partidillo de pretemporada.
el lector ya habrá captado que mi concepto de la educación es inconstitucional, insostenible e insolidario y descansa en la teoría de que cuantas más adversidades salvables afronte el respetable colectivo de niños y niñas, mayores serán sus posibilidades de entender la vida y no acabar sus días a la espera de la felicidad, esa que les prometieron aquellos que ya no estarán para decirles: ¿y qué te esperabas?
Como cada generación, estoy convencido de que los niños del siglo XXI, año 2023, están mimados y sobreprotegidos, de ahí que cada día aparezca el nombre de un nuevo trauma, el de algún riesgo psicológico o la posibilidad de que el calor les fría los sesos y tengan que alterarse las clases en mayo o junio. ¿y en verano? ¿acaso entonces pasarán el día en lugares con aire acondicionado o quietos a la sombra de una higuera?
nada puede alegrar más a un niño que una excusa para no hacer algo que le apetece poco. Tal que examinarse y menos en junio, cuando solo piensan en las vacaciones, asociadas al aire libre, allí donde se asarán de calor, como todo hijo de vecino.
¿Que les instalan refrigeración Carrier en las aulas? estupendo. ¿Que se han de conformar con las corrientes de aire? Más se perdió en Cuba. solo falta que los convirtamos prematuramente en adultos, todo el día angustiados por el cielo, las temperaturas, los récords negativos y la madre Tierra que nos parió.
¿Desde cuándo los niños han dejado de hacer algo que les apetece por el tiempo?