La Vanguardia

La Fura recupera la explosión primaveral de ‘Carmina burana’

El Tívoli repone el popular montaje de Carlus Padrissa

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

Carmina burana, la cantata más pagana del repertorio pasada por el imaginario loco de Carlus Padrissa. Fue acaso el universo –y la agencia Camera– el que unió la visceral Fura dels Baus con la tan popular obra de Carl Orff, una innovación de 1936 sobre los cánticos goliardos, esos poemas del siglo XII y XIII que hablan, en latín y alemán, del vino, el sexo y demás placeres terrenales. Y el resto es historia: 350.000 espectador­es en tres continente­s desde que en el 2009 se estrenó en L’auditori de Barcelona y la Quincena Musical.

El Tívoli de Barcelona la repone por tercera vez a partir de mañana y durante dos semanas. Es el espectácul­o que más adeptos crea a la causa operística, pues en el teatro de la calle Casp y con la publicidad que es la propia partitura – “O Fortuna, velut luna statu variabilis” (Oh Fortuna, eres variable como la luna)– le da la sensación al gran público de ser un musical.

“Es una música que ya llevamos dentro. Conecta con lo atávico del cuerpo. Porque nuestros cuerpos viven también conectados a este displayer que salta con la llegada de la primavera. Por eso funciona tan bien en esta época del año”, dice un Padrissa efervescen­te al que, lo confiesa, le da ya un poco de pereza ver otra vez la pieza.

En el Tívoli se levantará de nuevo el cilindro de ocho metros de diámetro que envuelve a los músicos y sobre el que se proyectan imágenes que ilustran los textos (la luna, el éxtasis floral...). Los cantantes colgarán de las clásicas grúas fureras o se sumergirán en el vino, la vendimia o el fuego.

“Siempre se habla de renovar el montaje, pero se ha convertido en un clásico y no lo vamos a tocar, tiene el atractivo de lo vintage, con el trabajo del dibujante que le da personalid­ad”, alega el de Moià.

Fue en el Orff-zentrum de Múnich, en un encuentro con otros autores teatrales, que Padrissa supo por uno de los que había llegado a trabajar con Orff, que el compositor entendía que su Carmina burana no era solo para ser tocada, sino “para imágenes fantástica­s”.

En total, más de 50 artistas entre músicos (pianos, flautas, contrabajo, tímpanos y abundante percusión), coro y reparto, que en esta ocasión será doble (el casting tuvo lugar en Madrid), y todo dirigido por el maestro César Bela.

Llega la primavera y con ella la primera menstruaci­ón de la protagonis­ta, una joven que acicalándo­se para ver a su amante ya experiment­a casi un orgasmo.

“Orff homenajea la existencia que viene de la naturaleza, la de dos y dos son cuatro: hemos venido a este mundo a comer, a tener sexo, a reproducir­nos y a ser felices en la medida de lo posible. Va de lo esencial. De ahí su éxito”, sigue diciendo Padrissa. “Mi dramaturgi­a apunta ese ritual de vida, el tiempo de la humanidad, que es también el de las otras especies: ha pasado el inverno, llega el deshielo y salen las flores y los olores... y hasta yo que ya tengo 64 me sigo volviendo loco. Lo entiendo como un ritual de iniciación”.

El furero tiene ahora entre manos un macro espectácul­o para 60.000 personas en Monterrey, México. “Es una cosa colaborati­va con mil participan­tes. De tanto en tanto me gusta volver al rollo olimpiadas. Coger a la gente que participa y meterla en un circo romano que funciona como un acelerador del partículas”, explica.c

“Siempre se habla de renovar el montaje, pero se ha convertido en un clásico y tiene el atractivo de lo ‘vintage’”

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Mai e Cruz Video y escena se confunden en el montaje de Carlus Padrissa para Carmina burana, de Carl Orff

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