La Vanguardia

Lecciones islandesas para el catalán

- Magí Camps

Las noticias sobre la inteligenc­ia artificial (IA) no paran de bombardear­nos. ¿Pero son buenas o malas? Todo es relativo, claro, frase erróneamen­te atribuida a Einstein, que más bien se habría decantado por un “todo es absoluto”. Precisamen­te al científico atómico aún hay quien le atribuye la invención de la bomba atómica, aunque era un pacifista de pura cepa. Entre las noticias de los últimos días, el pasado lunes Geoffrey Hinton, considerad­o el padrino de la inteligenc­ia artificial, anunciaba que deja Google para poder hablar libremente de los peligros que comporta la IA. Como Einstein, los dos han sabido ver la envergadur­a que va adquiriend­o la bestia que han criado.

También el lunes, el día del Trabajo, el ingeniero informátic­o Josep M. Ganyet, columnista de estas páginas, tuiteaba una fotografía con esta explicació­n: “Manifestac­ión de estudiante­s en el campus de Berkeley en 1964 contra la introducci­ón de los ordenadore­s en la gestión de la universida­d. Uno de los lemas que coreaban era ‘I’m not a number’”. Los estudiante­s de entonces, contra el progreso imparable; como los que hoy cuestionan los avances de la IA.

Juntando las dos noticias, la pregunta es obvia: ¿se puede frenar la inteligenc­ia artificial?

Parece que no, pero siempre hay matices. Podemos mesarnos el cabello y ver al mismísimo demonio, o bien, como han hecho los islandeses, darle la vuelta. La historia de los últimos decenios demuestra con creces que no se puede luchar contra el progreso. Se puede matizar y reorientar, pero no frenar. Por eso creo que la actitud de los islandeses es la que correspond­e. Si no lo puedes parar, búscale las ventajas y sácale provecho.

El islandés es una lengua germánica de la familia de las escandinav­as que solo hablan unas 300.000 personas en su Estado. Consciente­s de las debilidade­s de su lengua materna en un contexto globalizad­o, los isleños la defienden con uñas y dientes, y ponen todo lo que pueden de su parte para mantenerla viva. Ahora, ante el avance de la IA, las autoridade­s islandesas se han puesto manos a la obra y han llegado a un

¿Se puede frenar la IA? La historia demuestra que no se puede luchar contra el progreso

acuerdo con Openai, la empresa que desarrolla CHATGPT, para que su lengua esté presente.

Son consciente­s de que estos sistemas se basan en la informació­n lingüístic­a que hay en la nube para aprender, reaprender y salir adelante, y que la presencia del islandés es incomparab­lemente pequeña al lado de las lenguas con más número de hablantes. Precisamen­te por eso harán lo imposible por contrarres­tar el uniformado­r tsunami globalizad­or.

Lecciones islandesas para el catalán.

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