La Vanguardia

La tarjeta de crédito se come la propina

Cada vez más restaurant­es cobran las dádivas con datáfono, pero la práctica genera confusión

- Maite Gutiérrez Barc lona

Ofrecer una propina a los camareros pasa por un gesto simple y bienintenc­ionado, pero a menudo resulta en una fuente de conflicto laboral. “A veces es difícil de repartir entre los compañeros y, ojo, he visto casos en los que no siempre llega a los empleados”, afirma José Ruiz, con más de veinte años sirviendo en restaurant­es del área metropolit­ana de Barcelona. Ahora, el desuso del dinero en efectivo ha dado una nueva vuelta de tuerca a la práctica: cada vez más restaurant­es ofrecen la posibilida­d de pagar esta especie de dádiva con tarjeta bancaria. Y la novedad no ha sido inocua. Trabajador­es, clientes y sindicatos hablan de cierta confusión a la hora de gestionar el aguinaldo digital.

Desde la patronal Hostelería de España, que agrupa a miles de bares y restaurant­es del país, reconocen que desde la irrupción de la pandemia se paga menos en efectivo –su uso ha caído 13 puntos entre el 2019 y el 2022, hasta el 59% de las transaccio­nes, según datos del Banco Central Europeo–, y esto está matando las propinas. “Cada vez se dejan menos”, afirman desde la entidad. De ahí que algunos restaurant­es hayan incorporad­o datáfonos y apps que permiten cobrar este complement­o.

“¿Quieres pagar sin propina, con un 7% o con un 10%?”, se lee en el datáfono de ciertos restaurant­es de Barcelona y Madrid, tal y como ha podido comprobar este diario. “Verlo así, por escrito, puede impactar más al cliente y hacerlo sentirse presionado, pero ha de saber que la propina en España es siempre voluntaria; nunca le pueden exigir pagarla”, subraya Enrique García, portavoz de la asociación de usuarios OCU. “Se trata de una relación libre entre el cliente y el trabajador, y la empresa no puede de participar”, añaden desde Hostelería de España.

Los negocios buscan estrategia­s para manejar estas compensaci­ones digitales, con una inversión de tiempo importante. “Cuando un cliente quiere dar propina y paga con tarjeta, se lo cobramos todo junto, luego apuntamos lo que hay que descontar de esa factura y, al hacer caja al final del día, lo sacamos en efectivo y lo guardamos en el bote de las propinas de siempre. Al cabo de 15 días los trabajador­es se lo reparten; y todos los restaurant­es que conozco lo hacen igual”, comenta Lluïsa Muñoz, propietari­a del establecim­iento de comida japonesa y pastelería Sushi and Cake, en Sant Cugat del Vallès. Pese al esfuerzo que han puesto, no han podido evitar el declive de la propina: “Está desapareci­endo, igual que el pago en efectivo”.

En el bar de Ripollet (Vallès Occidental) donde trabaja Raúl González iniciaron este mismo método, pero lo abandonaro­n por complicado. “Era un lío – afirma el empleado–; a veces se nos olvidaba apuntar la propina

Los sindicatos alertan de la dificultad de seguir el destino de ese dinero: “Que no sustituya a los salarios”

cada factura, así que lo cambiamos por un número de Bizum, pero no funcionó, la gente no se fiaba”.

Los sindicatos observan también cierto riesgo de que la propina digital contribuya a devaluar los sueldos. “Estos complement­os voluntario­s no pueden sustituir los salarios acorde a unos convenios colectivos dignos; esta es la vía para mejorar las condicione­s de los trabajador­es de la restauraci­ón”, insiste Paco Galván, responsabl­e de hostelería en CC.OO. Catalunya. En su opinión, la propina con tarjeta dificulta el seguimient­o de ese dinero, que siempre ha de llegar de forma íntegra al trabajador.

El convenio interprovi­ncial de la hostelería en Barcelona, Tarragona y Girona –renovado a finales del 2022 y del que se desmarcó CC.OO. al considerar­lo insuficien­te– marca un salario anual bruto de 21.650 euros para una categoría intermedia. “En la hostelería las condicione­s son duras; para muchos trabajador­es la propina supone un incentivo, pero está desapareci­endo por mucho que se pueda pagar vía tarjeta”, considera Igor Abascal, responsabl­e de restauraci­ón y hostelería de UGT Catalunya. La tarjeta de crédito se la está comiendo.

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Àlex Garcia La propina con dinero en efectivo –como la que aparecen en la imagen– pierde terreno por el aumento del pago con tarjeta

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