La Vanguardia

Tiempo de bailes de disfraces

- Sergi Pàmies

En la Ser, el escritor Juan José Millás define la ceremonia de coronación del rey Carlos III y la reina Camila como un carnaval y un baile de disfraces. También cuenta que cuando era pequeño, su madre (de Millás) compró una lámpara con una pantalla muy elegante. Los hijos admiraban su diseño y cómo difundía una luz cálida y reconforta­nte. Le habían perdido la pista hasta que, el sábado, siguiendo la ceremonia por la tele, el hermano de Millás le telefoneó al escritor para decirle que acababa de ver la pantalla de la lámpara perdida sobre la cabeza –en forma de sombrero– de la reina Letizia.

Recién coronados, a los reyes les tocó soportar el peso simbólico de unas coronas de diseño extraterre­stre que les agriaban la expresión. Ponían cara de estar viviendo un día horribilis susceptibl­e de ampliarse a semana, mes, año, lustro y década horribilis. Camila y Carlos debieron añorar los tiempos en los que disfrutaba­n de la adrenalina del adulterio y del encanto irresponsa­ble de hablar de támpax metafórico­s.

En Barcelona, mientras tanto, Xavier Trias participa en la comedia de la precampaña, que se diferencia de la campaña en que no se puede pedir explícitam­ente el voto, aunque, por tierra, mar y aire, se esté pidiendo el voto. Trias protagoniz­a un mitin presidido por un lema ambiguo: “Gente de verdad”. Me hizo pensar en el proverbio chino que dice que los principios gobiernan a la gente honesta mientras que las leyes gobiernan a la gente mala. Ojalá la lógica china afectara a nuestra realidad y las elecciones sirvieran para aclarar, candidatos incluidos, qué barcelones­es son honestos y cuáles son malos desde un punto de vista de conciencia cívica.

El baile electoral de disfraces ha disparado la industria de la promesa. En el caso del presidente Pedro Sánchez, no hay tiempo para digerirlas y ya llegan las nuevas. En Murcia prometió un descuento en el precio del Interrail europeo y la creación de un Interrail español. En Onda Cero, Carlos Alsina ironiza sobre las promesas de Sánchez. Al principio del siglo XIX, el escritor inglés William Hazlitt definió perfectame­nte los peligros de las promesas: “Hay gente que hace

Cuando los jóvenes agraciados del Interrail lleguen a Catalunya, el tren seguirá averiado

promesas por el simple placer de no cumplirlas”.

Aviso: cuando el Interrail español llegue a Catalunya, que sepan los jóvenes agraciados con el descuento que probableme­nte tendrán que bajarse del tren. Y tendrán que esperar a ver si, con suerte, un autobús los rescata tras horas de incompeten­cia, averías y desinforma­ción.

¿La noticia política más relevante de la semana? Si se confirma, debería ser el anuncio de que Sálvame dejará de emitirse a partir del 16 de junio. Será san Juan Francisco Régis, renovador de la fe cristiana y defensor de la prédica y del sacramento de la penitencia.

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