La Vanguardia

¿Lo volverán a hacer?

- Toni Aira

La memoria es corta, pero vale la pena refrescarl­a para no recaer siempre en los mismos errores. Hace cuatro años, cuando todavía era muy reciente la herida por la autoritari­a respuesta del Estado ante el 1-O, ERC estuvo a un paso de pactar con los comunes en Barcelona, dejando a Junts en la cuneta.

Ernest Maragall había ganado por los pelos y Ada Colau no esperaba el regalo que le acabaría haciendo Manuel Valls. Pero antes de que aquello le diera la vuelta a todo, los comunes vetaban un acuerdo de gobierno donde estuviera Junts, que había tenido de cabeza de lista a Quim Forn (en prisión). Los juntaires reclamaban un pacto independen­tista, pero ERC dijo que, ante ese “veto cruzado”, irían tirando con los de Colau, dejando una (retórica) puerta abierta a Junts “para más adelante”. Por último, como Miquel Iceta ya había dejado entrever la noche electoral, Valls (el candidato de Ciudadanos) regaló a Colau sus votos y Maragall quedó fuera del acuerdo de gobierno.

De entonces hasta el final de la legislatur­a municipal, de una u otra forma, ERC ha hecho posibles todos los presupuest­os de Colau. Ha estabiliza­do su gobierno desde fuera, incluso, en algún caso sonado, en contra de la voluntad explícita de su candidato, un Maragall que hace un año tuvo que recular en público y asumir que facilitarí­a la aprobación de unas cuentas que él había anunciado que no avalaría. Fue el retorno del apoyo de los comunes a los primeros presupuest­os de Pere Aragonès, pero algunos vieron ahí algo más: la estocada definitiva donde Maragall empezó a perder los actuales comicios.

Ahora, la espina de la capital catalana parece que se les volverá a resistir, en este caso directamen­te en las urnas, sin necesidad de maniobras en los despachos. Pero esto no significa que no puedan maniobrar cuando la ciudadanía haya votado.

De ahí que Xavier Trias, desde Junts, como, por cierto, se ha reivindica­do de nuevo sin problemas este fin de semana, apele a los suyos a ganar más ampliament­e de lo que indican los sondeos. Porque solo una victoria amplia les puede asegurar la alcaldía. Puede sonar increíble para muchos independen­tistas de buena fe, pero es evidente que, si Trias gana, pero justo, la tentación de ERC de optar por pactos que le son más clásicos y deseados podría serle irresistib­le.

Recuerda Trias que Jordi Pujol le animó a presentars­e. Recuerda, igualmente, que se lo pidió Carles Puigdemont. Y ha contado más de una vez que se lo reclamó casi todo Junts al completo, encabezado por su secretario general, Jordi Turull.

El antipujoli­smo, por cómo dominó durante décadas, todavía causa furor entre las filas republican­as. La figura de Puigdemont, para los socialista­s (como para el PP), sigue siendo el gran odiado del independen­tismo. Y si Trias impulsa a Junts en Barcelona (y más allá), la formación puede consolidar un poder territoria­l que ningún otro partido desea. Por eso, si pueden, volverán a pactar para aislarlos. Si pueden.

En el 2019, ERC y los comunes estuvieron a un paso de dejar a Junts en la cuneta

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