¿Qué fue de Gigi, el amoroso?

Por mi calle, la calle Sardenya, de Barcelona, pasan muchas turistas, unas calle abajo hasta la Sagrada Família, otras cuesta arriba hacia el Park Güell. ¡Quién lo hubiera dicho, Gaudí!

Por desgracia, las turistas ya no piden direcciones ni se confunden de acera y los políglotas del barrio han perdido prestigio social porque dominan el inglés, el francés y algún saludo en japonés sin mayores consecuencias.

Este país le debe mucho al turismo y si hoy es una democracia europea homologable –¿homologable a qué?– se debe a los vecinos porque si la península Ibérica fuese la península coreana, tendríamos en Madrid la dinastía de los Franco, tal que los Kim Il Sung, Kim Jong Il y el gordito de Kim Jong Un en el paralelo 53.

Hay que agradecer a las turistas su contribución al desarrollismo sexual de España y a la emancipación de las mujeres indígenas, que se soltaron el pelo, por lo que sería justo conceder a las turistas el Princesa de Asturias de las Humanidades o las Ciencias Sociales, con mención especial a una señora alemana que se dejó al marido de prenda en un hostal de la Costa Dorada del que se fue sin abonar la estancia.

A modo de agradecimiento, los españoles siempre fueron muy solícitos con las turistas, por lo que alcanzaron cierto prestigio como amantes, aunque yo creo que más por ir a todas, no dar un balón por perdido y subir a rematar todos los saques de esquina que por la calidad de su juego.

¿Qué fue de aquellos Gigis, los muy poliamorosos? Los jóvenes de hoy lo tienen todo muy fácil –salvo un empleo vitalicio– y ven pasar a las turistas como si tal cosa, ajenos a los derechos y obligaciones de nuestra ciudadanía, entre las que figuraba dejar grato recuerdo y propiciar su regreso el verano siguiente, fuente de divisas.

Si fuese por los jóvenes, mi calle no tendría turistas sudorosas, con sus botellines de agua y el paso decidido, móvil en mano, autosuficientes en lo que a direcciones se refiere. Hoy, Gigi anda camino de una residencia sin paridad de género y las mujeres del norte de Europa, el estado de Illinois y la Baja Sajonia se pirran por el tal Gaudí, soltero y sin compromiso.c

Aquellos Gigis, los muy poliamorosos, llegaron a tener cierto prestigio universal