La coeducación se inicia en infantil en las aulas de Navarra
El programa Skolae propone contenidos afectivo-sexuales en cada etapa educativa
El programa Skolae, impulsado en Navarra desde el curso 20172018, es una referencia recurrente cuando se pregunta en torno a la educación afectivosexual. Premiado por la Unesco en el 2019, este programa de coeducación tiene la particularidad de que se aborda durante todas las etapas educativas, desde el primer ciclo de infantil hasta el final de la ESO, y de que su implementación es obligatoria para todos los centros que reciben financiación pública.
En el primer ciclo de infantil “se trabajan fundamentalmente actitudes de las personas cuidadores”. En los años siguientes, “trabaja la seguridad emocional, pone el foco en valorar nuestro cuerpo o en nombrar las partes del cuerpo con conceptos claros y no con diminutivos”, según explica Amelia Fernández de Monje, docente y asesora de Skolae.
Hasta que el itinerario concluye al terminar la ESO o la formación profesional, el alumnado trabajará en torno a “los cambios fisiológicos, la menstruación, que a menudo ven como algo sucio, la respuesta ante agresiones sexistas o sexuales, la detección de los malos tratos, los modelos de belleza o el cuerpo como fuente de placer”, entre otras muchas cuestiones.
Skolae, muy cuestionado por sectores conservadores, parte de la perspectiva de que “la educación sexual no puede estar descontextualizada y debe impartirse en un contexto coeducativo”.
Premiado por la Unesco y criticado por el sector conservador, Skolae es obligatorio
“Coeducar significa aprender a vivir en igualdad, frenar el sexismo y los valores que sostienen la violencia de género”, explica Amelia Fernández de Monje.
otra de las particularidades es que implica a todo el profesorado. Un decreto foral y una orden foral obligan a todos los centros públicos y concertados a participar. También obliga a todos los docentes a implicarse en la implementación del programa, lo que exige una exhaustiva formación. En paralelo, se generan estructuras y redes que sostienen el desarrollo del programa,.
“Se trata de un programa transversalizado y sistemático. Los profesores pueden intervenir en su día a día introduciendo la perspectiva de género en todas las áreas; por ejemplo, en los enunciados de los ejercicios o trabajando el aporte histórico de las mujeres en el mismo plano que el de sus coetáneos varones. Además, pueden trabajar en base al material y las actividades que se les proporcionan”, añade.
Esta perspectiva genera espacios en los que el alumnado expone vivencias y sus malestares, favoreciendo un vínculo con el profesorado que no se puede desaprovechar”.