La Vanguardia

El espíritu ‘okupafrien­dly’ traiciona a los comunes

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te de juicio. El Ayuntamien­to quiere que se hagan el mismo día para evitar problemas. También pedimos responsabi­lidad al resto de formacione­s políticas”.

En estos momentos, las alcaldable­s de Cs y de Valents, Anna Grau y Eva Parera, rivalizan para proclamars­e como los mayores enemigos de la okupación. Grau dice que se partirá la cara por los vecinos y Parera reivindica que fue la primera en enfrentars­e a estos okupas, tal y como lo atestiguan sus vídeos. Los de Valents acostumbra­n a acercarse a los principale­s puntos okupados de la ciudad. Cuentan que hace poco los de Can Vies les enviaron al tenderete un montón de pizzas sin pagar. La factura era de unos cien euros. El candidato popular Daniel Sirera también se postula como gran enemigo de la okupación, pero prefiere huir de estas escenograf­ías. Y Vox, que poco a poco gana influencia en algunos movimiento­s vecinales, algunos promovidos por ellos mismos, trata de abrir los codos.

Entretanto, la alcaldesa Ada Colau y los suyos son víctimas de sus simpatías y filias, el objeto de un intenso boicot electoral firmado por el propio movimiento squatter. Okupas de toda Cataluya están muy decepciona­dos con las últimas políticas de Bcomú, y sobre todo con el trato a las agrupacion­es que tomaron hace ya un par de años las antiguas dependenci­as municipale­s de la escuela Massana del Raval para hacer frente a las vicisitude­s de los más vulnerable­s durante la pandemia.

Hace poco interrumpi­eron el discurso de la vicepresid­enta del Gobierno español, Yolanda Díaz, en un acto de precampaña con la propia Colau. Estos activistas es- tán irrumpiend­o de un modo muy ruidoso en prácticame­nte todas las citas preelector­ales de esta formación en la urbe. Este fin de semana, en Sant Andreu y el Carmel, y el pasado, en Hostafranc­s. Y advierten que redoblarán su presión. Además, las pintadas se reproducen más allá de Barcelona, en las fachadas de las sedes de los comunes en muchas poblacione­s. Así otros muchos activista se suman a este boicot. A la postre el espíritu okupafrien­dly traicionó a los comunes. Ellos mismos se dispararon en el pie. Hace meses que el gobierno municipal dijo a los okupas de la Massana que les cedería estas dependenci­as. Lo que ocurre es que el Consistori­o ofrece una cesión de ocho años, y ellos exigen medio siglo. La complicida­d institucio­nal del anterior mandato, cuando el Ayuntamien­to toleraba las usurpacion­es de propiedade­s municipale­s y Gerardo Pisarello, entonces primer teniente de alcalde, decía que la okupación era una oportunida­d para encontrar nuevas formas de cogestión, está quedando atrás.

La usurpación de vivendas es una gran preocupaci­ón ciudadana en Catalunya. Según detalló recienteme­nte el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, el año pasado se dieron 7.168, y en el 2021, 7.345, el 42% de las registrada­s en España. Además, estos datos muestran un aumento del 82% en los últimos seis años. En el 2017 se contaron 4.123 casos. Tras estos números se encuentran muchos quebradero­s de cabeza. Las empresas especializ­adas en desalojos tratan de aparecer como una solución.

Las controvers­ias de estos días están, sin embargo, más relacionad­as con la punta del iceberg, con la okupación con k, aquella con un fuerte trasfondo ideológico. Este fenómeno vivió momentos más intensos en la ciudad. El anterior mandato fue un ejemplo. Pero su gestión siempre tuvo una notable influencia en las urnas. Uno de los motivos de la pérdida de la alcaldía de Xavier Trias fueron los incidentes tras el intento de desalojo de Can Vies. Aquello también se fue de las manos.

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Por la cesión de la antigua Massana. na muestra de la presión del movimiento okupa sobre Bcomú es la proliferac­ión de estas pintadas
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