Matthews sigue en la lucha ocho años después
Evenepoel bonifica 3s antes de la primera etapa de montaña
Italia siempre fue un país de tradición. Conviene no descartar antes de hora a los viejos rockeros. En un ciclismo donde todo va tan deprisa, donde a la mínima te encumbran y cada vez los jóvenes despuntan a edad más temprana, la experiencia sigue teniendo un valor añadido. En el Giro se acrecenta aún más la tendencia. Evenepoel, Milan, Healy… se espera que sean protagonistas y todos son del año 2000. De hecho, el año pasado solo ganaron etapas tres ciclistas que tuviesen más de 30 años. Cavendish, De Gendt y Hirt salvaron el honor de los veteranos.
Michael Matthews es uno de esos que se resiste a perder protagonismo ante las nuevas hornadas, que pelea para no caer en el olvido, que sigue en pie. La tercera etapa de la corsa rosa sirvió para que el australiano dijese que hay que contar todavía con él. El ciclista del Jayco jugó perfectamente sus bazas, aprovechó el recorrido y mandó tirar a sus compañeros para eliminar a los sprinters puros y después, en un grupo reducido, batió a un Pedersen al que descolgaron, y que tuvo que gastar fuerzas para volver a entrar.
En el sprint, el danés no estaba tan fresco, y Matthews le sorprendió. El australiano es de esos hombres rápidos (plata en el Mundial del 2015, bronce en el 2017 y el 2022) que siempre necesita un final diferente para imponerse. Pero es listo. Ya tiene diez triunfos parciales en las grandes vueltas. Nunca hay que subestimar la sabiduría y la tenacidad de los maduros. Gallina vecchia fa buon caldo, eligió como lema Valentino Rossi en su día.
El aussie solo tiene 32 años, pero hace mucho que está en el pelotón, tanto que aún es de los que se pone la tirita en la nariz para abrir las vías respiratorias. Algo que ahora se ve poco en los ciclistas. Estaba de moda en el 2014 y el 2015, cuando Matthews ganó sus primeras dos etapas en el Giro. Ocho años después, repitió en Melfi.
Un poco antes de ese sprint por el triunfo hubo otro, en Rapolla, por la bonificación. Y allí se metieron Evenepoel y Roglic, otros dos que disputan un duelo generacional. Diez años les separan. “No me costaba demasiada energía. Si hay esos segundos en el sprint, hay que intentarlo”, explicó el belga, que protegió su maglia rosa al sumar tres segundos justo antes de que hoy llegue el primer contacto con la montaña, con tres puertos de segunda. El último, el Colle Molella, se corona a tres kilómetros de la meta.
El velocista australiano ganó sus primeras dos etapas en el Giro en los años 2014 y 2015