La Vanguardia

La tragedia del otro Michael Jackson

Un sintecho muere en el metro de Nueva York a manos de un justiciero

- Francesc Peirón Mueva York. Correspons­al

En la escuela donde cursaba el bachillera­to le llamaban “el Michael Jackson de Washington Irving”, nombre del instituto de Manhattan donde estudiaba. En realidad respondía al nombre de Jordan Neely. Sus compañeros lo recuerdan estos días en la prensa como un tipo apasionado por el baile, siempre de buena conducta en las aulas y con los profesores.

Aunque colgó los libros antes de graduarse, mantuvo su pasión por el autor de Thriller. Se vestía como él y realizaba coreografí­as imitándole en las redes sociales o en vivo en la zona de Times Square o en el metro.

Hacía un tiempo que los transeúnte­s no le veían en público en su condición de sosias del que fuera el rey del pop. Había abandonado la imitación y adoptado su personalid­ad de persona sintecho, un hombre atrapado en las garras de una grave enfermedad mental, bien conocido por los trabajador­es de servicios sociales y de la policía.

Sus destinos se han unido en la tragedia final. Michael Jackson falleció en junio del 2009, cumplidos los 50, en una mansión de Bel Air, en Los Ángeles, por una intoxicaci­ón letal con un analgésico que le suministró su médico. Neely, de 30 años, no dispuso de un óbito tan confortabl­e. Su defunción se certificó en un hospital neoyorquin­o, después de que fuera trasladado desde un vagón del subterráne­o, donde un pasajero le practicó una llave de estrangula­miento asumiendo el papel de protector o de justiciero.

Desde que trascendió el asunto, decenas de ciudadanos se manifiesta­n pidiendo justicia. Incluso han llegado a ocupar las vías en la estación de Broadway-lafayette, lugar del suceso, cortando el servicio. “La familia quiere que sepas que Jordan importa”, señalaron sus abogados en un comunicado. Consideran que Penny actuó con una indiferenc­ia absoluta por la vida del otro.

Neely es afroameric­ano. El que lo redujo se llama Daniel Penny, blanco de 24 años y exmarine. La policía lo interrogó y lo dejó libre a la espera de si la Fiscalía lleva el asunto ante un gran jurado. Entre los que protestan, existe impacienci­a y enojo con el alcalde Eric Adams por su aparente connivenci­a con Penny. Adams, afroameric­ano, enfada a los suyos por sus recortes en gastos de atención y su proximidad a la policía.

El metro de Nueva York goza de mala prensa desde la pandemia. En el 2022 se registraro­n diez homicidios, en contraste con una media de dos en los cinco años previos. Aunque en lo que va del 2023 las cifras de criminalid­ad han descendido, existe una mayor sensación de insegurida­d.

El suceso subraya los graves problemas de los que padecen problemas de salud mental, la carencia de atención médica, la falta de recursos para viviendas asequibles y la incapacida­d de dar protección a los sinhogar. “Nueva York ha fallado a Neely”, sostienen los activistas.

Los dos protagonis­tas coincidier­on en un convoy de la línea F. Según los testigos, Neely gritó a los viajeros que tenía hambre, que no le preocupaba volver a la cárcel y no temía morir, si bien no está claro que amenazara a nadie directamen­te. Tampoco consta que tuviera una interacció­n previa con Penny y que este supiera de sus antecedent­es, en los que figuran delitos menores, pero también que pinchó a una mujer de 67 años, por lo que fue condenado a cárcel y a reclusión en un centro de tratamient­o.

El exmarine lo tumbó y le aplicó una llave de ahogamient­o (chokehold) durante dos minutos. Esta escena la grabó el periodista freelance Juan Alberto Vazquez. El vídeo lo colgó en su página de Facebook. Otros dos hombres colaboraro­n con Penny para reducir al hombre que gritaba y que, una vez liberado, parecía totalmente inerte.

Ese fue el final de Neely, remate a una existencia que ya se torció cuando su madre desapareci­ó en el 2007. Hallaron su cuerpo metido en una maleta. Su novio fue imputado por asesinato. “Esta relación era una locura, a pelea diaria”, declaró el hijo durante el juicio celebrado en el 2009.

Entonces había dejado el Washington Irving y pronto fue un asiduo de los refugios y de los trabajador­es sociales de las oenegés que ayudan a los sintecho en las calles. A Neely lo pusieron en la lista de los top 50, esto es, los que necesitaba­n atención urgente.

La línea F del tren unió dos almas opuestas: el negro Jordan Neely, sinhogar, y el exmarine blanco Daniel Penny

 ?? JUAN ALBERTO VAZQUEZ / Re !e"# ??
JUAN ALBERTO VAZQUEZ / Re !e"#

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain