“Defendí los derechos humanos, no la independencia”
Rafael Ribó regresó ayer de Viena tras recoger la medalla de oro al Mérito que otorga el Instituto Internacional del Ombudsman. Diez meses después de dejar el cargo de Síndic de Greuges, repasa un mandato de 18 años y el impacto del procés.
¿Se respetan los derechos humanos en España, en Catalunya? Si repasamos hoy lo que sería homologable con Naciones Unidas y el Consejo de Europa, estamos atrasados. No se ha tenido en cuenta la Convención Europea, el texto más sólido, y muestra de ello es todo lo sucedido en el procés, cuando se aplicó una solución judicial a un problema político. Una solución que pasó por alto el necesario diálogo político, contradictorio y extenso, y se impusieron medidas de encarcelamiento. Se rompieron cosas tan sencillas como el derecho a ser juzgado por el juez natural previsto por la ley, y no por el Tribunal Supremo. Los derechos humanos no se combaten con el Código Penal. Había otra vías, como acudir al Tribunal Constitucional ante las medidas ilegales que tomaba el Parlament..
Se le criticó desde diversas formaciones no independentistas al entender que su postura no era neutral.
No hay un solo papel del Síndic que hable de independencia, todos hablan de derechos humanos y también se refieren a la ilegalidad de las leyes que se aprobaron el 6 y 7 de setiembre. Si analizamos las medidas penales, sí que dijimos que la rebelión era una barbaridad, que se tenía que eliminar. Hoy lo que diría es que tenemos una huella demasiado fuerte de la cultura de España como sociedad uniforme, que conecta con el resurgimiento de otros nacionalismos. Por el lado catalán, es un error pensar que en una jugada de ajedrez se acabará con un sistema de siglos.
El 26 de octubre del 2017 asistió a una reunión en el Palau de la Generalitat vista con recelo desde la oposición.
Volvía de entrevistarme con Jordi Sànchez y Jordi Cuixart en Soto del Real y el president Puigdemont me pidió que fuese a explicarlo. Allí estaba todo el Govern y un grupo de diputados. Estuve un cuarto de hora y les dije que tuviesen cuidado porque habría una reacción clarísima del Estado. También les comuniqué, y esto es lo más importante, que Sànchez pedía a Puigdemont que convocase elecciones. Algunos se me tiraron encima al entender que lo decía porque estaba en la cárcel. Antes de volver a Barcelona, me había reunido con Fernández Marugán, Defensor del Pueblo. Otro gallo nos hubiese cantado si se hubiesen convocado elecciones.
Usted estaba entre las personas que mediaron para intentar buscar una solución.
Aquel día, con Urkullu y el cardenal Omella intentamos negociar, pero el presidente Rajoy cometió el error de no contestar. Durante el procés me reuní con prácticamente todos los dirigentes políticos. Desde el presidente, la vicepresidenta, con Zapatero. Tenía más problemas para hablar con Junqueras que con Iceta. El error fue que Puigdemont al ver cada vez un margen más estrecho tiró por la vía unilateral.
¿Se ha vuelto a ver con él?
Varias veces en el Parlamento Europeo, y he ido dos veces a Waterloo, con toda naturalidad.
¿Se abren puertas con el PSOE para abordar la relación entre Catalunya y España?
Lo que quieren es que nos olvidemos del tema. En este contexto, hasta el Estatut está maltrecho, recortado por el TC en el 2010. Desde entonces, nadie ha hecho una propuesta para aumentar el autogobierno. Valdría la pena que en el Estado se formase un grupo de sabios que nos dijesen cómo avanzar sin acusaciones de incoherencia con la madre patria ni con el mandato del 1-O. Y en Catalunya también hay que hablar de poder y financiación más allá del misticismo.
El futuro “Ni madre patria ni mandato del 1-0, solo así se podrá avanzar en el autogobierno”