La Vanguardia

Ciberdefen­sa y ‘Juego de tronos’

- Marc Murtra

El abuelo materno de este articulist­a era de una vieja familia presbiteri­ana de Irlanda del Norte. El mundo presbiteri­ano era de enemistad activa hacia el Papa y los papistas, renegación del alcohol y puritanism­o y eran parte de la pugna y shibboleth protestant­e-católico.

Todo esto alimentó The Troubles (los problemas), que afectaron a casi todos los habitantes de Irlanda del Norte. Así, mi tío abuelo fue secuestrad­o por una unidad del IRA Provisiona­l que buscaba matarle, pero le confundió con un trabajador y le soltaron al cabo de unos días. El mismo tío abuelo también fue alcalde de su pueblo natal, Ballymena, pero lo tuvo que ser en secreto, ya que los Provisiona­les asesinaban a los alcaldes protestant­es. Hubo muchas tragedias ejecutadas tanto por terrorista­s católicos como protestant­es. Todo esto se superó hace 25 años con los acuerdos de Viernes Santo. Fui a visitar a mi tío abuelo, Uncle Jim, esa Semana Santa y le acompañé a votar a favor del acuerdo.

La dinámica en los Troubles era difícil de entender, en parte por tanto secreto. Ahora sabemos que, por ejemplo, el IRA controlaba su seguridad con la Internal Security Unit. Esta brigada terrorista eliminaba a sospechoso­s de traición torturando y ejecutando. Producían terror entre los voluntario­s del IRA. Fue aquí donde los servicios de inteligenc­ia británicos ganaron uno de sus grandes trofeos, durante 25 años el jefe de esta siniestra brigada fue un agente británico, de nombre en código Stakeknife. Así los británicos recibían informació­n crucial e incidían en qué Provisiona­les acusar de traidores y ejecutar, manipuland­o secretamen­te al IRA para que se autolesion­ase gravemente. Todo digno de Juego de tronos.

Los británicos tenían que gestionar a este 007 sin levantar sospechas y encarando dilemas éticos imposibles del tipo: ¿salvamos la vida de un inocente ahora o conservamo­s a nuestro agente para salvar vidas después? La enorme complejida­d de esta partida de ajedrez humana quedó atestiguad­a cuando el IRA descubrió que Stakeknife era un agente británico y tuvo que optar por no tocarle para evitar un desmoronam­iento.

Hoy, 30 años después, la inteligenc­ia sigue siendo igual de compleja, cruel e importante, y hemos visto cómo ha ayudado y quizás ha salvado a los ucranianos indicándol­es dónde y cuándo iban a atacar los rusos y dónde concentrar fuego y ataques. El gran cambio desde los días del IRA es tecnológic­o. Pensémoslo, hoy los móviles atesoran todos los movimiento­s y conversaci­ones de todos. Ocurre lo mismo con las organizaci­ones: toda la informació­n y comunicaci­ón está digitaliza­da y es susceptibl­e de espionaje e injerencia.

Por eso las sociedades europeas harán bien en invertir más en inteligenc­ia tecnológic­a, para así defenderno­s, proteger nuestras decisiones y saber qué ocurre en el mundo, porque un coche necesita parachoque­s además de faros para circular en la oscuridad. También es importante continuar encarando los dilemas éticos y responder a la vieja duda latina de “¿quién vigilará a los vigilantes?”.

Quizás mi abuelo y su hermano nos dejaron pistas sobre cómo hacerlo. Ambos dejaron atrás la mayoría de los prejuicios de sus padres, nunca les incomodó que mi madre se casase con un católico, y mi tío Jim fue fundador de la Alianza, un partido de católicos y protestant­es. Ambos vivieron la Segunda Guerra Mundial y los Troubles, y siempre creyeron de forma inconcusa en la democracia occidental, con sus procesos de decisión y mesura, como el mejor mecanismo de seguridad.c

Las sociedades europeas harán bien en invertir más en inteligenc­ia tecnológic­a para defenderno­s

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