Esperando la ‘invasión’
Calma e incertidumbre en la frontera sur de EE.UU. tras el cambio legislativo
Hace más de dos meses que Juan Lucena, su esposa Yannalis y sus dos hijos pequeños (niño y niña) dijeron adiós y dejaron su hogar en Venezuela.
Han pasado todo tipo de penalidades y de riesgos en la travesía a través de varios países, de la jungla del Darién o de la codicia de los desalmados. Ayer estaban en un centro de acogida de El Paso, en Texas. Hacía pocas horas que habían cruzado el río Grande.
Por delante tienen otro viaje muy complicado, pero eso ya no les importa. Están allá donde creen que reside el futuro.
Ante las cámaras de televisión, el matrimonio parecía más que feliz. Los niños se escondían en brazos de sus progenitores.
–¿Por qué han asumido tantos peligros e incluso han puesto en juego la vida de sus hijos?
–Precisamente por ellos, para que tengan una vida mejor.
Juan y su familia fueron de los últimos en alcanzar la que consideran la tierra prometida antes de la medianoche del jueves. Los agentes capturaron este día a 10.000 inmigrantes, cifra inferior a los 11.000 del martes, aunque muy superior a las habituales, por altas que fueran, a lo largo de los últimos meses.
Esa medianoche expiró la vigencia del llamado Título 42, precepto que instauró el entonces presidente Donald Trump hace tres años para ordenar expulsiones inmediatas con la excusa de evitar contagios por la pandemia de la covid. Esta normativa, que limitó la inmigración irregular, permitió echar a 2,8 millones de indocumentados. Pero al menos 1,7 millones consiguieron que se les abriera proceso para solicitar refugio.
Así que ayer empezó una nueva era en la cuestión de la inmigración. Las imágenes de familias al completo atravesando el río –a pie, a nado o con colchonetas– hasta ser apresados por los guardas fronterizos se propagaron de forma masiva en todos los medios como muestra del efecto llamada propiciado por esta crisis humanitaria. Una de las visiones más alucinantes fue la del padre que llevaba a su bebé metido en una maleta.
En una confluencia entre el miedo y la táctica política de la derecha a una avalancha humana y la desinformación propagada por los traficantes de personas de que había barra libre, a partir de ayer se preveía una incursión masiva al aflojarse las medidas de control.
En las primeras horas de esta otra época no se registró invasión alguna. Pese a una gran concurrencia de inmigrantes, la situación en la frontera con México se caracterizaba por la calma y la sensación de incertidumbre ante lo que pueda pasar. Los uniformados, en un despliegue espectacular, trataban de mantener el orden mientras los inmigrantes continuaban pasando la barrera del río, se alineaban en los puentes internacionales y llenaban los centros de procesamiento.
No se había producido el caos previsto, o todavía no. ¿La calma antes de la tormenta?, se planteaban los expertos. Si se mantiene
“No hay caos ni un incremento sustancial en el flujo de inmigrantes”, dicen las autoridades
el ritmo, más de 30.000 arrestados de martes a jueves, el desafío que se plantea es de una dimensión difícil de afrontar y soportar.
“No hay caos ni un incremento sustancial en el flujo de inmigrantes”, remarcó Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional. Mayorkas insistió en que es una falsedad que la frontera esté abierta y recordó que el plan desplegado por la Administración Biden supondrá la expulsión inmediata de EE.UU. si los que entran no han cumplido con los trámites burocráticos implantados. “Hemos
El fin del Título 42, que facilitó las devoluciones durante la pandemia, hacía temer entradas masivas