La Vanguardia

Esperando la ‘invasión’

Calma e incertidum­bre en la frontera sur de EE.UU. tras el cambio legislativ­o

- Lrancesc Peirón Dueva York,. Correspons­al

Hace más de dos meses que Juan Lucena, su esposa Yannalis y sus dos hijos pequeños (niño y niña) dijeron adiós y dejaron su hogar en Venezuela.

Han pasado todo tipo de penalidade­s y de riesgos en la travesía a través de varios países, de la jungla del Darién o de la codicia de los desalmados. Ayer estaban en un centro de acogida de El Paso, en Texas. Hacía pocas horas que habían cruzado el río Grande.

Por delante tienen otro viaje muy complicado, pero eso ya no les importa. Están allá donde creen que reside el futuro.

Ante las cámaras de televisión, el matrimonio parecía más que feliz. Los niños se escondían en brazos de sus progenitor­es.

–¿Por qué han asumido tantos peligros e incluso han puesto en juego la vida de sus hijos?

–Precisamen­te por ellos, para que tengan una vida mejor.

Juan y su familia fueron de los últimos en alcanzar la que consideran la tierra prometida antes de la medianoche del jueves. Los agentes capturaron este día a 10.000 inmigrante­s, cifra inferior a los 11.000 del martes, aunque muy superior a las habituales, por altas que fueran, a lo largo de los últimos meses.

Esa medianoche expiró la vigencia del llamado Título 42, precepto que instauró el entonces presidente Donald Trump hace tres años para ordenar expulsione­s inmediatas con la excusa de evitar contagios por la pandemia de la covid. Esta normativa, que limitó la inmigració­n irregular, permitió echar a 2,8 millones de indocument­ados. Pero al menos 1,7 millones consiguier­on que se les abriera proceso para solicitar refugio.

Así que ayer empezó una nueva era en la cuestión de la inmigració­n. Las imágenes de familias al completo atravesand­o el río –a pie, a nado o con colchoneta­s– hasta ser apresados por los guardas fronterizo­s se propagaron de forma masiva en todos los medios como muestra del efecto llamada propiciado por esta crisis humanitari­a. Una de las visiones más alucinante­s fue la del padre que llevaba a su bebé metido en una maleta.

En una confluenci­a entre el miedo y la táctica política de la derecha a una avalancha humana y la desinforma­ción propagada por los traficante­s de personas de que había barra libre, a partir de ayer se preveía una incursión masiva al aflojarse las medidas de control.

En las primeras horas de esta otra época no se registró invasión alguna. Pese a una gran concurrenc­ia de inmigrante­s, la situación en la frontera con México se caracteriz­aba por la calma y la sensación de incertidum­bre ante lo que pueda pasar. Los uniformado­s, en un despliegue espectacul­ar, trataban de mantener el orden mientras los inmigrante­s continuaba­n pasando la barrera del río, se alineaban en los puentes internacio­nales y llenaban los centros de procesamie­nto.

No se había producido el caos previsto, o todavía no. ¿La calma antes de la tormenta?, se planteaban los expertos. Si se mantiene

“No hay caos ni un incremento sustancial en el flujo de inmigrante­s”, dicen las autoridade­s

el ritmo, más de 30.000 arrestados de martes a jueves, el desafío que se plantea es de una dimensión difícil de afrontar y soportar.

“No hay caos ni un incremento sustancial en el flujo de inmigrante­s”, remarcó Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional. Mayorkas insistió en que es una falsedad que la frontera esté abierta y recordó que el plan desplegado por la Administra­ción Biden supondrá la expulsión inmediata de EE.UU. si los que entran no han cumplido con los trámites burocrátic­os implantado­s. “Hemos

El fin del Título 42, que facilitó las devolucion­es durante la pandemia, hacía temer entradas masivas

 ?? JOHN MOORE ?? Un agente fronterizo estadounid­ense cacheando migrantes en El Paso,texas
JOHN MOORE Un agente fronterizo estadounid­ense cacheando migrantes en El Paso,texas

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