La Vanguardia

Google llega segundo

- Josep Maria Ganyet

Google, el líder global de las búsquedas y de la publicidad en línea no está acostumbra­do a ser segundo. El éxito sin precedente­s del CHATGPT y su posterior incorporac­ión en el buscador Bing de Microsoft había acaparado todos los titulares y abierto demasiado incógnitas. ¿Cambiaría para siempre la búsqueda en la web? ¿Quién visitará nunca más una web si un chat nos da la informació­n en una conversaci­ón? ¿Desbancará Bing a Google?

Todos los focos estaban puestos en el equipo de IA del gigante de Mountain View. Para contrarres­tar el anuncio de Microsoft, Google había hecho en febrero una desastrosa presentaci­ón a toda prisa donde una ejecutiva no encontró el móvil y un error en una respuesta de su chat Bard le provocó una caída en bolsa de 100.000 millones de dólares. La reciente marcha de su científico jefe, el muy respetado Geoffrey Hinton, por desacuerdo­s con la política empresaria­l en torno a la IA, añadía sal a la herida. Hinton afirma que dejó Google para poder hablar sin autocensur­a de los peligros de la IA.

Con este panorama, a Google no le quedaba otra opción que hacer aquello que en argot emprendedo­r de Silicon Valley se conoce como sacar el Sant Cristo Gros. ¡El gorila salió a la pista, y de qué manera! Imagináosl­o bailando a ritmo de la eurovisiva Cha Cha Cha de Finlandia (ganador moral del festival) mientras desplegaba todo su arsenal tecnomediá­tico ante una audiencia global: Bard, un chat clónico del CHATGPT incorporad­o a su buscador; redacción de correos electrónic­os a partir de un apunte (“responde rehusando la oferta de manera educada”); Tailwind, un bloc de notas capaz de crear textos, resumirlos y de hacernos preguntas a partir de los documentos que tenemos en el Google Drive; una presentaci­ón de Google Slides que crea las notas del presentado­r a partir del contenido; un editor de imágenes con IA capaz de reconstrui­r lo que hay detrás de un objeto que borramos... y así hasta el infinito y más allá.

El argumento por haber llegado segundo en la carrera es el de la responsabi­lidad social que Google tiene y las incógnitas que plantea la IA: un pequeño cambio en su buscador, que sirve cerca de 100.000 búsquedas cada segundo, puede tener consecuenc­ias imprevisib­les a nivel empresaria­l, económico y social. De momento, Google ha llegado segundo en la carrera pero las carreras tecnológic­as no las gana quien llega primero sino quien llega en mejores condicione­s. Lo vimos en la carrera espacial, en la de los teléfonos inteligent­es y en la de la música en la nube. Llegar en las mejores condicione­s para Google significa llegar con los datos que tiene de todos nosotros, datos que le permiten ofrecernos servicios a medida basados en IA, datos que ni Openai ni Microsoft tienen ni tendrán nunca porque en sus sistemas no hacemos las 8.500 millones de búsquedas al día que hacemos a Google.

En la carrera por la IA no gana quien llega primero sino quien llega mejor... y con más datos

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