La Vanguardia

Italia se aleja del dragón chino

Meloni pretende abandonar la controvert­ida Nueva Ruta de la Seda, el masivo programa de infraestru­cturas de Pekín al que se unió en el 2019

- ANNA BUJ

Bruselas y Washington temblaron cuando el Gobierno italiano de Giuseppe Conte, en el 2019, se adhirió a la Nueva Ruta de la Seda china. Italia se convertía en el primer país del G7 en unirse oficialmen­te al masivo programa de infraestru­cturas chino (Belt and Road Initiative o BRI, según su nombre en inglés), con el que el gigante asiático se está conectando con las principale­s economías de Europa, Oriente Medio y África.

Cuatro años después, los vientos han cambiado. Giuseppe Conte ya no es primer ministro, y ahora quien ocupa el poder en Italia es la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, que no está escatimand­o esfuerzos en presentars­e como una aliada sólida ante la Casa Blanca y en querer demostrar su vocación atlantista en cuestiones como la guerra de Ucrania.

Cuando Meloni accedió al poder, una de las preguntas era si iba a echarse atrás de este pacto que suponía 2.500 millones de euros para Italia, que seguía el camino de otros países europeos más pequeños como Malta, Portugal, Croacia, Hungría o Grecia. En campaña electoral, dijo públicamen­te que la decisión de unirse a la ruta de la seda había sido un “gran error”. Ahora, ha trasladado a Estados Unidos que tiene la intención de salir del masivo plan de infraestru­cturas antes de que acabe el año. Según avanzó Bloomberg, Meloni le comunicó al presidente de la Cámara de Representa­ntes de EE.UU., Kevin Mccarthy, durante su visita a Roma hace dos semanas, que aunque todavía no hay una decisión firme sobre ello, su Ejecutivo se inclina por renunciar al programa antes de marzo del 2024, cuando se renovaría automática­mente si Italia no se pronuncia tres meses antes.

Sin embargo, Meloni está actuando con mucha cautela sobre este asunto. Preguntada por los reporteros durante una rueda de prensa en Praga, la primera ministra aseguró que todavía no habían tomado una decisión y que “el debate está abierto”. Estados Unidos presiona para que Roma tome una posición pública, pero Italia todavía está estudiando cómo hacerlo para no provocar un castigo de Pekín y sobre todo, cuándo hacerlo, no antes de la cumbre del G7 en Hiroshima a finales de esta semana.

“Italia debería argumentar a China esta decisión. Es un proceso que no será fácil y podría ser desagradab­le para el Gobierno italiano porque la política exterior es algo serio, y podrían haber altos costes para Italia”, considera el profesor Francesco Sisci, investigad­or italiano en la universida­d Renmin de China, que avisa que China podría reaccionar con represalia­s económicas.

“Es difícil salir bien de este acuerdo porque China en los últimos tiempos nos ha acostumbra­do a una política exterior de golpe tras un golpe, y esto se vería como una falta de respeto. Se necesitarí­a una gran habilidad diplomátic­a para recordar que hay buenas relaciones económicas y bilaterale­s en un marco amplio como es la Unión Europea, y hace falta ver si este Gobierno la tiene”, coincide Daniele Brigadoi Cologna, profesor de la universida­d dell’insubria, que recuerda que otros países grandes como Francia y Alemania han realizado acuerdos económicos significat­ivos sin ser parte del BRI.

Meloni y Xi Jinping ya se conocen. Lo hicieron en Bali, durante la última cumbre del G20, en noviembre, cuando el mandatario chino le invitó a visitar Pekín, algo que todavía no ha hecho. Uno de los argumentos que podría utilizar el Ejecutivo italiano para no abrir una ruptura con Pekín sería el económico. En los cuatro años en que Italia ha formado parte de esta iniciativa las exportacio­nes a China no han crecido, pero levemente. Si en el 2019 representa­ron 13.000 millones de euros, en el 2022 ascendiero­n a 16.400 millones. En cambio, las importacio­nes chinas de Italia han pasado de 31.700 millones a 57.500 millones. Las relaciones ya se habían enfriado de forma significat­iva durante el periodo de Mario Draghi quien, de hecho, ya impidió que China se hiciese con empresas estratégic­as en el sector de los microchips y de los camiones. Meloni va por la misma dirección, y está estudiando diferentes maneras para reducir la influencia en Pirelli de la china Sinochem, que posee un 37% de la empresa.

La premier italiana quiere presentars­e como una sólida aliada de EE.UU. y ya les ha informado de su idea

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ALEX PLAVEVSKI / EFE Ciudadanos chinos admirando la gran exposición que se ha abierto en Shanghai del pintor italiano Sandro Botticelli

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