El gran robo en el tesoro de Dresde
Cárcel para los ladrones de un clan mafioso que desvalijaron joyas del siglo XVIII
El espectacular robo de joyas históricas de la Bóveda Verde, la cámara del tesoro del palacio real de Dresde, perpetrado en noviembre del 2019 por miembros de un clan mafioso de Berlín, tiene al fin desenlace judicial. El Tribunal Superior Regional de Dresde condenó ayer a cinco hombres a penas de prisión de entre cuatro años y cuatro meses, y seis años y tres meses, y absolvió a un sexto, después de que los acusados se avinieran a devolver parte del botín robado a cambio de reducir las penas.
Las joyas restituidas, todas ellas filigranas de orfebrería del siglo XVIII aderezadas con diamantes, fueron entregadas a la policía el pasado diciembre en el despacho de abogados de Berlín que ha defendido a los seis acusados. Lamentablemente, varias habían sido amputadas o están dañadas.
Los responsables del robo, hombres de nacionalidad alemana que tienen ahora entre 24 y 29 años, forman parte del llamado clan Remmo, muy activo dentro del hampa berlinesa y compuesto por familias de origen libanés que se instalaron en Alemania hace años. Las condenas son por delitos de robo en grupo e incendio provocado y, de no haber mediado pacto entre la defensa y la Fiscalía, los acusados se arriesgaban a diez años de cárcel.
El asalto el 25 de noviembre del 2019 al tesoro de Dresde, considerado como uno de los conjuntos de joyas reales y tesoros más valiosos de Europa, dejó a Alemania consternada y estupefacta. El latrocinio acaparó titulares de prensa en todo el mundo. La Bóveda Verde, así llamada por el color de las paredes de algunas estancias, alberga la colección que empezó a reunir Augusto el Fuerte (1670-1733), príncipe elector de Sajonia y luego rey de Polonia, con joyas y obras del Renacimiento y del barroco.
En la madrugada de ese día, dos ladrones encapuchados –luego se supo que el grupo implicado era de al menos seis personas– lograron introducirse en el museo por una ventana previamente serrada, después de que las alarmas quedaran desactivadas por un corte de electricidad provocado por ellos mismos al incendiar un transformador cercano.
Sabían lo que iban a buscar y actuaron con velocidad. Destrozaron a hachazos la vitrina que contenía las joyas deseadas y en menos de diez minutos habían huido en coche –al que también prendieron fuego después– con un botín de oro, diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros. En total, fueron robados 21 aderezos del siglo XVIII, engastados con 4.300 brillantes o diamantes, entre ellos uno de 49 quilates, por un valor material asegurado en 113 millones de euros. La directora de las Colecciones Estatales de Arte de Dresde (SKD), Marion Ackermann, subrayó entonces “el valor histórico y cultural inestimable” de lo robado.
Pero, pese al corte de electricidad, una cámara de seguridad pudo grabar a los asaltantes. Ese vídeo y las trazas de ADN halladas permitieron localizar a los presuntos culpables, tres de los cuales fueron capturados en una redada policial en el barrio berlinés de Neukölln en noviembre del 2020. Poco después, la policía detuvo a los líderes del grupo, dos hermanos gemelos, y un sexto sospechoso fue arrestado en agosto del 2021. El juicio a los seis detenidos comenzó el 28 de enero del año pasado.
Uno de los acusados, deseoso de reducir pena, propuso entonces devolver piezas a cambio. Así, el 17 de diciembre del 2022 se recuperaron 31 joyas o fragmentos en el despacho de sus abogados defensores en Berlín. Entre lo devuelto figura la estrella de pecho de la orden polaca del Águila Blanca, si bien le arrancaron una punta. Pero faltan, entre otras piezas de gran valor, el collar y el broche de diamantes de la reina Amalia Augusta y la charretera con el llamado Sajón Blanco, un diamante de 49 quilates.
Desde el principio, los investigadores conectaron el desvalijamiento en la Bóveda Verde con otro robo de similar tenor ocurrido en el Museo Bode, en la Isla de los Museos de Berlín. En una noche de marzo del 2017, jóvenes encapuchados robaron una moneda de oro de 100 kilos, una Big Maple Leaf emitida por Canadá con la efigie de Isabel II y de la que solo se acuñaron seis ejemplares. Los ladrones estaban conchabados con un vigilante temporal del museo, y se llevaron la gran moneda en una carretilla. La enorme moneda, de valor en torno a 3,75 millones de euros, nunca se halló, y todo indica que fue fundida para vender el oro en pequeñas porciones. Dos de los autores de este asalto participaron luego en el robo de Dresde.
Los acusados han logrado una reducción de pena tras devolver parte del botín de diamantes que hurtaron en el 2019