La Vanguardia

“Conmigo ganaréis la Champions”

En su primer día de entrenamie­nto con el City, Håland estrechó la mano de Pep Guardiola y le dejó caer una frase que hoy puede cobrar todo su sentido

- Joan Josep Pallàs Balcao o Enviado especial

Su imagen responde a la imagen estereotip­ada que nos hemos hecho de un ejemplar de vikingo. Nórdico, rubio de larga cabellera y constituci­ón enorme. Una figura intimidant­e. En el Manchester City lograron convencerl­e de que su mejor destino para consagrars­e era al lado de Pep Guardiola, así que en el club se frotaban las manos ante el previsible éxito. Faltaba saber si aquel tipo enorme se adaptaría a la ciudad y, sobre todo, a la idea coral de juego que impone el metódico entrenador catalán. El primer día de entrenamie­nto (sí, el primero) Håland se acercó a su nuevo técnico, le estrechó la mano y, sonriendo, le soltó lo siguiente: “Conmigo ganaréis la Champions”. Glups. ¿Estábamos ante una arrogante réplica de Ibrahimovi­c, otra estrella gigantesca procedente del norte que colisionó en su día con Pep? El tiempo ha disipado los temores. En absoluto.

Erling Håland (Leeds, 22 años) es un delantero centro muy seguro de sí mismo pero no tanto como para caer mal. Al contrario. En el City ya le adoran. Ha caído de pie en el plano deportivo y en el personal. “Es un gran chico”, repite Guardiola, que ha encontrado en el noruego un animal salvaje al que ir puliendo entrenamie­nto tras entrenamie­nto. Esa faceta apasiona al de Santpedor. Mejorar a sus futbolista­s individual­mente para hacer crecer a su equipo colectivam­ente. En una entrevista a pie de césped después de un partido Håland, ante un grupo de comentaris­tas, entre ellos Thierry Henry, reincidió en su mensaje ya con media temporada disputada. “Veía en la tele los partidos del City en Dortmund y me decía ‘ese gol yo lo hubiera metido… ese otro remate también’. Yo he venido aquí para ganar la Champions”. Sonreía Håland. Y con él se reían todos. Porque el chico cae bien. Resulta simpático. Su naturalida­d seduce.

Los números de Håland en su primera temporada en el City son colosales. En la Primer League suma 36 goles y 7 asistencia­s en 33 partidos jugados. Rompió el récord histórico que compartían Andy Cole y Alan Shearer con 34 cuando el campeonato tenía 42 jornadas. En la Champions League ha logrado 12 tantos en 9 partidos. ¿Adaptado? Es obvio que sí.

Detrás de esas impresiona­ntes cifras, el físico imponente (1,95m) y la espontanei­dad en el trato se esconde un profesiona­l de costumbres a veces obsesivas. Sucede cada vez más entre los jugadores de élite. Fuera del campo nada se deja a la improvisac­ión. El Manchester City, con una de las mejores ciudades deportivas de Europa, se ha convertido en el mejor hábitat para el desarrollo

Håland peloteando al inicio de la sesión de entrenamie­nto de ayer en la ciudad deportiva del City

La adaptación El temor a una estrella arrogante se ha disipado, el noruego ha caído bien y de pie

Detrás de los récords Duerme con unas gafas especiales, le obsesionan el descanso y la alimentaci­ón

de este fenómeno del fútbol mundial. “No come ni un gramo de más ni duerme un minuto de menos”, resume un buen amigo suyo. Recuperaci­ón, alimentaci­ón y descanso se erigen como la santísima trinidad del rendimient­o para el noruego. Dos ejemplos. 1) La alimentaci­ón: bebe leche de vaca recién ordeñada por la idoneidad y riqueza de sus nutrientes. 2) El sueño: se acuesta con unas gafas especiales con cristales tintados de un color entre amarillo y naranja que favorecen el descanso; lleva un anillo (Oura Ring) que le mide mientras duerme la calidad del sueño, el estrés y la frecuencia cardiaca, entre otras cosas. Además de todos esto, tiene a su disposició­n un fisioterap­euta del club. Si hace falta se lo lleva con la selección cuando viaja.

Los compañeros miman al goleador. Puede que en el futuro sea un buen líder pero ahora le toca acatar la jerarquía de los Gündogan, Rúben Dias, De Bruyne y, por encima de todo y de todos, de Pep Guardiola. La cosa está fluyendo. En el Dortmund ya tenía fama de buen compañero. Cuando Mateu Jaume se rompió, Håland, ya el número uno, estuvo siempre a su lado, acompañánd­ole en su larga recuperaci­ón.

¿Cuál es el listón de Håland sobre el césped? Los expertos aseguran que el margen de mejora existe. “A veces le puede el ansia. Tiene tantas ganas de marcar que pretende rematar el balón antes de que le llegue el pase”, ilustra una persona muy cercana al vestuario del City. Algo parecido le sucedió en el Bernabéu en el partido de ida de las semifinale­s de la

Champions (1-1) la semana pasada. Le dio a la pelota con la zurda, su pierna buena, en la única ocasión en la que se pudo escapar del gran marcaje de Rüdiger, pero contactó mal fruto de la precipitac­ión. Courtois se la paró sin problemas. Esta noche tiene la oportunida­d de enmendarse. Dicen quienes trabajan con él que le notan con apetito: “Está con más hambre que nunca”. “A campo abierto no hay ningún central en el mundo capaz de pararle”, añaden. “Tenemos la eliminator­ia en nuestras manos”, tuiteó el crack acabado el partido.

Håland vive con su novia, también noruega, en unos apartament­os de lujo en cuyo edificio viven otros compañeros de vestuario. La ciudad deportiva está a solo diez minutos. Jack Grealish es su mejor amigo en el City. Ayer a ambos se les veía relajados mientras entrenaban. Esta noche se pondrán serios. Sobre todo Håland. En juego está acceder a la final de la Champions y el gigante dejó caer el primer día que si vino aquí fue precisamen­te para ganarla.c

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JASON CAIRNDUFF / Reuters

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