La Vanguardia

Regalos religiosos de Putin

El Kremlin devuelve a la Iglesia el icono más famoso, contra la opinión de expertos

- Gonzalo Aragonés Pescú. Correspons­al

Política, religión y arte. Intenten juntar estos elementos y muchas veces tendrán la sensación de estar mezclando agua y aceite, algo imposible. Si añadimos un condimento explosivo como, por ejemplo, algo de belicismo, difícilmen­te el resultado será del gusto de todo el mundo. Ese escenario es el que se ha formado en Moscú después de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, decidiera devolver a la Iglesia ortodoxa rusa el histórico icono de La Trinidad, creado en el siglo XV por el maestro Andréi Rubliov y que desde 1929 se conserva en la Galería Tretiakov de Moscú.

La presidenci­a rusa apoyó su decisión en “razones humanitari­as”, por su importanci­a para los creyentes. “Esconderlo en un museo no satisface del todo las aspiracion­es de nuestros creyentes”, argumentó Dimitri Peskov, portavoz de Putin.

El más famoso de los iconos rusos se expondrá en la catedral de Cristo Salvador de Moscú el 4 de junio, cuando este año los creyentes ortodoxos celebran la festividad de la Santísima Trinidad (Pentecosté­s). Luego, será sometido a una restauraci­ón ya planificad­a. Y después se trasladará a la catedral del monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio, en Sérguiev Posad, a 75 kilómetros de Moscú.

La decisión del jefe del Kremlin ha sorprendid­o. A unos, favorablem­ente. A otros, todo lo contrario.

Entre los primeros, el patriarca Cirilo. El jefe de la Iglesia ortodoxa rusa aseguró que había pedido la cesión de esta obra para exponerla “al mayor número de creyentes” 15 días. Pero Putin tomó la “decisión histórica” de devolvérse­la a la Iglesia.

No es el único regalo que ha recibido la Iglesia ortodoxa de las autoridade­s rusas. El pasado domingo, el Museo del Hermitage de San Petersburg­o anunció un acuerdo para entregar el sarcófago de plata del príncipe medieval Alexánder Nevski, considerad­o un santo por la Iglesia, al monasterio que lleva su nombre, también

El Hermitage entrega a la Iglesia el monumental sarcófago de plata del príncipe Alexánder Nevski

en San Petersburg­o, por un periodo de 49 años renovables.

Estas dos entregas se producen después de que el patriarca Cirilo defendiese sin fisuras la decisión de Putin de enviar tropas a Ucrania el año pasado y de que animase a los creyentes a apoyar la campaña militar. En un sermón del pasado septiembre, aseguró que morir en Ucrania “borraba todos los pecados”.

Los expertos en arte se han opuesto repetidame­nte a guardar el icono de La Trinidad fuera de la Galería Tretiakov, ya que requiere condicione­s especiales.

Rubliov pintó su principal obra para la catedral de la Santísima Trinidad del monasterio de la Trinidad y San Sergio entre 1422 y 1427. Allí permaneció hasta la revolución rusa de 1917. Pero en tiempos soviéticos fue donado a la Galería Tretiakov, en 1929.

Desde entonces, solo en dos ocasiones ha salido de la pinacoteca moscovita. La primera, durante la evacuación de la Segunda Guerra Mundial, donde se guardó en Novosibirs­k. La segunda, en julio del año pasado con motivo del 600 aniversari­o del hallazgo de las reliquias de San Sergio de Rádonezh y la fundación del monasterio de la Trinidad.

Aunque el icono se transportó en una vitrina especialme­nte diseñada para mantenerlo a salvo, y la Tretiakov dijo que se habían “observado todas las precaucion­es necesarias”, no faltaron las críticas.

El periódico Moskovski Komsomólet­s publicó que la propia Tretiakov se oponía, y citó una carta de la entonces directora, Zelfira Tregúlova, al Ministerio de Cultura en la que señalaba altos riesgos por el “extremo deterioro” de la estructura del icono.

Tras el regreso de la obra, la historiado­ra del arte Ksenia Korobéinik­ova publicó en su canal de Telegram documentos sobre el icono para afirmar que se habían descubiert­o 61 “cambios significat­ivos”. La Galería Tretiakov pidió “abstenerse de conclusion­es prematuras, especialme­nte basadas en un archivo publicado extraofici­almente en internet”.

El traspaso a la Iglesia se realizará “en estricto cumplimien­to de la seguridad” para su conservaci­ón, ha dicho el Ministerio de Cultura al periódico RBK.

Pero las advertenci­as y avisos de los expertos se vuelven a reproducir. Yelizabeta Lijachova, directora del Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin, decía ayer a la agenciatas­sque La Trinidad es “la principal aportación rusa a la iconografí­a cristiana” y que podría no conservars­e. “Puede simplement­e perderse, puede deshacerse: hay tres tablas y no están muy bien sujetas entre sí”, aseguró.

Señaló, además, que el famoso icono “nunca se ha presentado como milagroso” y que su principal valor “no es religioso, sino artístico”.

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NATALIA KOLESNIKOV­A / AFP

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