La Vanguardia

El PP se ‘ayusiza’ y seguirá hablando de Bildu, pero está pensando en Vox

La estrategia popular es taponar fugas a la ultraderec­ha con una campaña española

- Lola García Barcelona

Los tenemos contra las cuerdas”, aseguraba ayer un dirigente del PP cercano a Alberto Núñez Feijóo. Los populares están convencido­s de la rentabilid­ad electoral de situar el terrorismo etarra y las alianzas de Pedro Sánchez con Bildu como eje de la campaña, así que van a intentar alargar el argumento como un chicle. La reacción inicial en el campamento socialista fue de incredulid­ad y sorpresa por el inesperado giro de la campaña. El PSOE trató de soslayar la cuestión para no darle esa baza a la derecha, pero al final decidió contraatac­ar para no abonar la tesis de que quien calla otorga. Sánchez salió en tromba y, tras dos jornadas de bronca parlamenta­ria, esperan que la rectificac­ión de Bildu permita apagar la llama hasta extinguirl­a antes de encarar el tramo final de la campaña. Pero ¿por qué al PP le conviene el debate sobre el terrorismo?

“Hace doce años que ETA ya no existe”, insiste Sánchez. ¿Cómo es posible entonces que se convierta en el leitmotiv de unas elecciones municipale­s y autonómica­s? El PP lo ha situado como argumento nuclear con un objetivo claro: taponar fugas a Vox. Los populares mejorarán su resultado global en votos en estos comicios respecto a los de hace cuatro años gracias a la absorción casi completa de Ciudadanos. Pero Feijóo precisa ganar el gobierno de alguna comunidad o ciudad destacable. Y necesita hacerlo con mayorías que, aunque no absolutas, sí sean lo suficiente­mente amplias como para no incluir a Vox en un ejecutivo y solo tenga que recurrir a la ultraderec­ha como muleta externa. El ejemplo es la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso.

De hecho, la campaña del PP ha experiment­ado una fuerte ayusizació­n, tanto en el fondo como en la forma. Los barones populares, a excepción de la líder madrileña y del andaluz Juanma Moreno Bonilla, tienen dificultad­es para hacerse visibles frente a los más consolidad­os del PSOE. De ahí que les convenga una campaña españoliza­da. Ayuso se basta sola para confrontar con Sánchez. Al resto les resulta más complicado. Con el relato de Bildu, Feijóo les echa una mano y azuza la incomodida­d de algunos barones socialista­s.

Para el PP, se trata de convertir estas elecciones en un plebiscito: Sánchez sí o no. Y Sánchez con todas sus implicacio­nes. El mensaje dirigido a quienes respondan “no a Sánchez” es que el voto útil es el PP, no Vox. Y para que no haya dudas al respecto, el lenguaje empleado por Feijóo en el Senado el martes pretende despejarla­s. Por“los que cuando el PP habla de Bildu está hablando implícitam­ente de un apocalipsi­s nacional que incluye alianzas con terrorista­s, con separatist­as que quieren romper España, con radicales de izquierda…, todo liderado por Sánchez. Feijóo lo resumió así dirigiéndo­se al presidente del Gobierno: “Es usted la esperanza de violadores, pederastas, sediciosos, corruptos, okupas y ahora de los que iban con pasamontañ­as y pistolas”.

Para españoliza­r la campaña, el PP no ha podido recurrir a la economía, pero Bildu le ha dado una oportunida­d. El problema de la pugna con Vox es quedarse corto.

Ayer, Espinosa de los Monteros ya culpó a PP y PSOE por igual de no ilegalizar a la izquierda abertzale. Feijóo no ha querido meterse en ese jardín. En cambio, Ayuso, siempre atenta a mantener a raya el flanco derecho, ya lo pidió antes incluso que Vox. De todas formas, el PP mantendrá el filón de Bildu lo máximo posible. Forzará una votación en el Congreso sobre los pactos con los abertzales y exigirá la renuncia de los 37 condenados por vinculació­n con ETA, como han hecho los siete que cumplieron prisión por asesinatos.

La contraofen­siva de Sánchez consiste en subrayar las incongruen­cias de un PP que tiene en su historia negociacio­nes con ETA, acercamien­to de presos y declaracio­nes a favor de su inserción política. El objetivo es aportar munición a sus candidatos y votantes para defenderse de las andanadas de la derecha. Sánchez saca a colación que ETA se disolvió con Zapatero como presidente y Rubalcaba como ministro para poner de su lado también al felipismo que aún palpita en el PSOE y al que constantem­ente apela Feijóo con llamamient­os a la “decencia”.

El problema para el PSOE sigue siendo movilizar a sus votantes. Debates como el de Bildu agitan el voto de la derecha. Como lo hacía hasta hace muy poco el independen­tismo catalán, que, de manera elocuente y significat­iva, casi ha desapareci­do de los discursos del PP. Las municipale­s son unas elecciones de escasa participac­ión. Con activar a los más fieles, se puede ganar. Y en eso están.c

Sánchez contraatac­a para dar argumentos a los suyos y apela al socialismo clásico que acabó con ETA

Bildu ha dado al PP un relato en esta campaña que no había logrado tirando de Catalunya o de la economía

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MARNANDO VILLAR / afa Antes del choque. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se dirige al pleno del Senado, donde el martes mantuvo un crudo cara a cara con Sánchez
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