Una tribu urbana para ‘La discreta enamorada’, de Lope de Vega
La protagonista es una mujer que quiere decidir sobre su propia vida y que nadie decida por ella
Lluís Homar sigue lanzando nuevas propuestas a partir de los clásicos castellanos del siglo de oro desde la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En esta ocasión se trata de La discreta enamorada, una obra de principios del siglo XVII que cumple con todos los requisitos de enredos y comedia, en los que Lope de Vega era un maestro, y que ahora llega al teatro Romea de Barcelona.
La obra cuenta la historia de Fenisa, una muchacha que se enfrenta con ardides a los designios maternos para casarse con quien ella quiere. “Asombra cómo Lope hablaba de las mujeres. La protagonista es una mujer que básicamente lo que quiere es decidir sobre su propia vida, que nadie decida por ella”, refiere la actriz Montse Díez.
Tanto Homar como Díez son intérpretes veteranos, “pues en Lope siempre salen los padres”, se justifica el director que en esta ocasión dirige a la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, y que aparece en escena para dar vida al personaje del Capitán. A Homar y Díez los acompañan una docena de jóvenes provenientes de todos los rincones de España, que conforman la compañía joven dentro del proyecto que creó en 1986 Adolfo Marsillach.
La discreta enamorada presenta un vestuario que mezcla
lo antiguo con lo moderno, y una escenografía rompedora, con un andamio, guitarras eléctricas y unas luces de neón que rezan: “Hope” (esperanza). Cuando el director del Romea, Josep Maria Pou, vio por primera vez el escenario, leyó “Lope”, una casualidad que la compañía celebra por su mensaje poético.
“En nuestro montaje, respetamos el verso barroco, por supuesto –subraya Homar–. El vestuario, por su forma, nos remite a la época, pero los colores y el descampado donde sucede la acción quieren presentar a una tribu urbana. Los padres representan el antiguo régimen: ‘Solo has de mirar la tierra que has de pisar’, le dice la madre a Fenisa”. Y añade Homar: “Hacemos esto no para ser modernos, sino para ser contemporáneos”.
“La obra pertenece al momento en el que se fragua el teatro comercial, los corrales de comedia, empezaba todo a depender de los ingresos de taquilla –continúa el director–. Los autores y los intérpretes tenían que hacerlo bien para que el público volviera. Es teatro popular, para el gran público, hecho desde la calidad”.
Sobre el autor, del que el pasado año dirigió Lo fingido verdadero, considera: “Lope es un poeta privilegiado, su lírica es incomparable. Lo que me fascina de sus obras es cómo traslada la vida al escenario”. Sobre ese escenario, permanecen durante las dos horas que dura el espectáculo los 14 intérpretes, más 15 técnicos que entran y salen de escena, “sin bambalinas”.
Y la música es de Marc Servera, que también permanece sobre las tablas: “He propuesto una base armónica y la hemos compuesto entre todos. También interpretamos unos versos de Lope de Vega que hemos musicado. Y hay una versión de Vestida de nit, de Sílvia Pérez Cruz”, refiere Servera. Esta propuesta fue de Homar, a raíz de la interpretación de la canción que hizo la actriz Ania Hernández en las pruebas.
Después de Madrid y Málaga, la nueva producción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico se presenta en el teatro Romea, donde se podrá ver hasta el 4 de junio.c