La Vanguardia

Algún día, Guardiola

Otro paso, y el técnico del City romperá su maldición

- Sergio Here&i' Bar Slona

Justo antes de abrirse el encuentro, los analistas televisivo­s se confesaban:

–Mi corazón está con el Madrid; pero veo favorito al City.

De entre cuatro analistas, tres compartían esa perspectiv­a. El ambiente era sombrío entre los blancos (anoche, de negro). Se sospechaba del estado de forma del Madrid, se le desatribuí­an aquellos poderes que tanto había lucido en otro tiempo, su magia en Europa, su capacidad para sobreponer­se ante cualquier rival, en cualquier momento, con frecuencia al cierre de los partidos.

Se desconfiab­a del Madrid. Se le desitalian­izaba.

Ante los ojos del Madrid, el Etihad Stadium se perfilaba como un gigante. El mosaico azul y celeste era colosal, miles de gargantas coreando a los Beatles: Hey Jude, don’t let me down.

You have found her, now go and get her.

Pep Guardiola agitaba los brazos. Parecía sobreexcit­ado. También parecía un director de orquesta.

Na na na nananana, nananana, hey Jude...

Bajo la batuta de Guardiola, actuaba el Etihad y también actuaban sus sky blues.

El técnico, maldito en Europa fuera del Barça, parecía decirse: –Algún día, Guardiola.

El día no ha llegado aún, pero se va perfilando. Un paso más, ante el Inter, y Guardiola habrá roto su maldición.

Van muchos interruptu­s, más de una decena. Como técnico, Guardiola no gana la Champions desde el 2011. Desde que dirigía al Barça.

A ojos del culé, ha pasado un mundo: Tito Vilanova, Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Setién, Koeman, Xavi... Mientras todos esos técnicos circulaban por el Camp Nou, Guardiola ha seguido intentándo­lo en Europa.

Otro año, otra decepción. En todo este tiempo, ha caído en semifinale­s (tres veces con los bávaros), y luego, con el City, en octavos y en cuartos y en más semifinale­s, incluso en la final del 2021 (entonces le tumbó el Chelsea).

–¡Vamooooos! –voceaba Guardiola anoche, a cada arreón de sus hombres.

A cada llegada.

A cada gol.

A cada maniobra de sus hombres, como en un avance de De Bruyne: cuando el belga pierde la pelota y la posición, Guardiola le reprende.

(El belga se revuelve, le pide que se calme, hay un minúsculo rifirrafe).

Otras veces, Guardiola le manda besos a Grealish, impecable anoche.

Nadie le tiene más ganas, nadie tiene más deudas con la Champions que Guardiola, tantos disparos al poste ha sumado en los últimos tiempos.

En su palmarés reciente lucen Bundesliga­s (tres con el Bayern) y Premiers (cuatro con el City, a la espera de la quinta, que se confirmará matemática­mente en un

Hemos jugado con el dolor de barriga de la temporada pasada y lo hemos dado todo” Pep Guardiola

pispás).

Pero ninguna orejona.

Acaso su tragedia termine aquí, piensan muchos, por ejemplo la cohorte de admiradore­s que siempre le secunda y le aplaude.

–Hemos jugado con el dolor de barriga de la temporada pasada y lo hemos dado todo. Ahora estamos ahí, nos ha tocado este año. Pero un equipo italiano en una final no es fácil –diría más tarde, al filo de la medianoche.c

Buscar qué ha pasado hoy no tiene sentido para mí. Pero es una derrota que duele” Carlo Ancelotti

 ?? Michael Regan / e ?? Pep Guardiola celebra un gol del Manchester City, anoche en el Etihad Stadium
Michael Regan / e Pep Guardiola celebra un gol del Manchester City, anoche en el Etihad Stadium

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