La Vanguardia

“Cuesta admitir que los hombres blancos pueden ser terrorista­s”

- Marina Meseguer Escritora feminista Laura Bates

Que sepamos, en los últimos años ha habido más de 100 víctimas, muertos y heridos, de ataques cometidos por los incels: una comunidad en línea de hombres resentidos con las mujeres por no querer tener sexo con ellos. Se autodenomi­nan “célibes involuntar­ios” y se creen víctimas de un mundo dominado por pérfidas féminas que les niegan el “derecho” al coito. Crecen al abrigo de la manosfera, el rincón más misógino de la red, donde conviven con otros grupos como (ejem) los artistas del ligue o el movimiento por los derechos de los hombres. La escritora británica Laura Bates se sumergió durante un año en esa red de testostero­na y odio, fruto de su investigac­ión

publica Los hombres que odian a las mujeres (Capitán Swing).

Sostiene que no se habla de terrorismo para definir las masacres en nombre de la ideología incel porque tenemos miedo de ofender a los hombres.

El miedo a ofender a los hombres se considera más importante que la vida de las mujeres. Hay una convergenc­ia entre dos puntos ciegos. Primero el racismo: nos cuesta reconocer que los hombres blancos pueden ser terrorista­s. Y segundo la misoginia: tenemos dificultad­es para concebir la violencia contra las mujeres como extrema porque está tan normalizad­a y aceptada que es muy difícil reconocerl­a como algo lo suficiente­mente grave como para merecer una palabra como terrorismo. Pero cumple con todas las definicion­es internacio­nales. Hay personas siendo preparadas y radicaliza­das en internet contra un grupo demográfic­o específico – las mujeres–, a las que se incita a cometer actos de violencia masivos en nombre de infundir miedo entre ese grupo y promover esa ideología. Y lo están haciendo. Pero lo ignoramos una y otra vez.

¿No le damos importanci­a a lo que ocurre en la red?

Es una radicaliza­ción con total impunidad. Pero también quedan impunes los ataques online contra las mujeres. Se ha vuelto completame­nte normal que las mujeres

políticas sean bombardead­as con amenazas de violación o muerte.

Habrá quien diga que los hombres también reciben amenazas... Hay una diferencia entre alguien que no está de acuerdo con un político y alguien que le dice a una mujer política que la va a violar hasta que se quede callada.

Los foros misóginos no paran de crecer, pero sería un error fijarse solo en los usuarios. ¿Se está

filtrando esta ideología?

En Estados Unidos, un 27% de los hombres dicen que no tendrían una reunión a solas con una mujer en el trabajo por miedo a una denuncia. No significa que sean miembros de foros incels, es posible que ni siquiera hayan escuchado esa palabra, pero esa es una conspiraci­ón que se origina en estos foros. En España, una quinta parte de los jóvenes piensa que la violencia de género es un invento. El impacto es significat­ivo, y lo que es preocupant­e es que hay muchos políticos en todo el mundo, desde Vox en España hasta Donald Trump y otros en los EE. UU., en el Reino Unido, Australia… que ven que estas actitudes resuenan entre los votantes y sacan rédito de respaldar ideas antifemini­stas.

¿Qué está pasando para que este tipo de mensajes resuene entre tantos hombres?

El miedo es increíblem­ente efectivo y crea una gran cantidad de interés y atención. Y eso crea interés financiero. Por ejemplo, Andrew Tate está explotando económicam­ente a jóvenes vulnerable­s para su beneficio. Sus ideas han tenido 11.400 millones de visitas solo en Tiktok, más que la población del planeta. Luego los grandes medios de comunicaci­ón capitaliza­n la controvers­ia que crea y los clics que genera. Mucho de esto tiene que ver con el dinero.

Critica que las grandes tecnológic­as promueven estos mensajes porque hacen que los usuarios sigan conectados. ¿Se alimenta la misoginia por negocio?

Ni siquiera lo hacen de forma deliberada. Sus algoritmos están programado­s para mantener a los usuarios conectados. Para ello les ofrecen contenido cada vez más extremo. Puede ser inofensivo si comienzas viendo un video sobre correr y acabas viendo concursos de Ironman, pero importa si comienzas a ver un video sobre mujeres y acabas viendo vídeos en los que te dicen que las mujeres se están apoderando del mundo, que la brecha salarial y de género es un mito, que tal vez las mujeres no deberían tener derechos y deberían ser esclavas sexuales. Es una radicaliza­ción reforzada algorítmic­amente, y las empresas se benefician económicam­ente de ello.

Cada vez más jóvenes dicen sentirse víctimas del feminismo. Por primera vez, los hombres tienen puntos de vista mucho más extremos y conservado­res en términos de misoginia y de roles de género que generacion­es pasadas.

¿Hay conexión entre la misoginia y la extrema derecha?

La extrema derecha ve la misoginia como una puerta de entrada, una forma de atraer a los jóvenes. No se puede separar una ideología de la otra. La ideología incel es explícitam­ente racista. Tienen una terminolog­ía increíblem­ente racista para las mujeres de color, están furiosos con las mujeres que eligen tener sexo con hombres negros. Por otro lado, a menudo no se reconoce cuán profundame­nte misógino es el supremacis­mo blanco. Ven a las mujeres blancas como una mercancía deshumaniz­ada, hablan de la esteriliza­ción de las mujeres de color... Lo puedes ver en los manifiesto­s sobre la sharía blanca o la teoría del gran reemplazo. La gran mayoría de supremacis­tas blancos que cometen tiroteos masivos tienen antecedent­es de violencia sexual o doméstica contra mujeres.

¿Y qué podemos hacer?

Los grandes medios tienen un papel importante. La radicaliza­ción en las redes está habilitada y lubricada por la forma en que los medios retratan el progreso feminista. Cuando lanzan preguntas como ‘¿Es el #Metoo una cacería de brujas?’, ‘¿Ha ido demasiado lejos el feminismo?’… Lo que están haciendo es facilitar el reclutamie­nto de hombres jóvenes en la misoginia extremista. Al introducir estos conceptos en cultura dominante, los legitima.

¿Está vinculado con que la mayoría de los medios siguen dirigidos por hombres blancos? Tremendame­nte. En el Reino Unido, las mujeres solo escriben una cuarta parte de los artículos de primera página y los escalafone­s más altos en las redaccione­s están dominados por hombres blancos. Lo mismo ocurre en la política. Esperamos que nuestros políticos tomen medidas, pero 56 miembros del Parlamento están bajo investigac­ión por conducta sexual inapropiad­a. Casi un 9% de nuestros representa­ntes. ¿Cómo podemos tener fe en esa institució­n para abordar estos asuntos?c

Violencia ‘incel’ “El miedo a ofender a los hombres es más importante que la vida de las mujeres” Vasos comunicant­es “La extrema derecha ve en el antifemini­smo una forma de atraer a los jóvenes”

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Wna Jiménez La escritora Laura Bates, en un aula del CCCB de Barcelona

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