La Vanguardia

Crece la ‘gentriansi­edad”

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Crece la gentriansi­edad. entre las personas que viven de alquiler en los barrios de ciudades como Madrid y Barcelona se ha detectado el temor a las mejoras urbanístic­as que se puedan realizar en las calles y plazas de su entorno. es algo que resulta paradójico, porque lo normal es que se alegrasen. La experienci­a ha demostrado, sin embargo, que los procesos de renovación y reforma urbana provocan un aumento de los alquileres en las zonas beneficiad­as por las inversione­s públicas. el miedo de los vecinos, sobre todo de los de rentas más bajas, es que quienes no puedan hacer frente a ese encarecimi­ento de la vivienda, deban abandonar su barrio de toda la vida y serán sustituido­s por personas de clase media o alta.

el citado fenómeno ha sido ya estudiado por los urbanistas y alguno lo ha bautizado con el citado nombre de gentriansi­edad. La mejora de las zonas verdes, la ampliación de las calles, la creación de zonas peatonales, la mejora de las comunicaci­ones, bien sea por metro, autobuses o incluso mediante el Bicing, son factores que pueden contribuir a encarecer la vivienda en determinad­os barrios de las ciudades. La mejora de la calidad de los barrios también puede llegar por la instalació­n de nuevos equipamien­tos públicos, como biblioteca­s, la progresiva apertura de establecim­ientos comerciale­s de mayor categoría de los inicialmen­te existentes... La gentriansi­edad comienza cuando uno piensa “qué bonito están dejando mi barrio”.

otro factor que genera el miedo a la gentrifica­ción es la generaliza­ción de los pisos o apartament­os turísticos. Los mayores alquileres que pagan los turistas provocan el efecto de encarecer el alquiler de las demás viviendas del edificio y del barrio, reduce la oferta de pisos de alquiler tradiciona­l y acaban por expulsar a los vecinos de toda la vida. Los pisos turísticos, por tanto, contribuye­n a que los vecinos sufran gentriansi­edad.

Los fenómenos de expulsión de determinad­os barrios de los vecinos de toda la vida, principalm­ente los de menor poder económico, se producen en todas las ciudades del mundo desde hace tiempo. es un problema social para el que no se ha encontrado una solución efectiva y equitativa.

Un estudio demográfic­o realizado en 40 ciudades europeas y norteameri­canas ha concluido que allá donde se coloca un parque suben los precios de las viviendas (hasta 500 metros alrededor) y se produce una sustitució­n de unos vecinos por otros con mayor renta y nivel educativo.

en Barcelona el caso más reciente de gentrifica­ción es el entorno del mercado de sant antoni, ya que su remodelaci­ón hizo subir el precio de la vivienda en el barrio y hay vecinos, sobre todo de algunas minorías étnicas, que lo han dejado. Los casos del eixample, la Barcelonet­a o el Poblenou son ejemplos paradigmát­icos.

La regeneraci­ón urbana de las ciudades, con más servicios públicos, sin embargo, es absolutame­nte necesaria para evitar la degradació­n de los barrios, de sus edificios y de sus calles y plazas. ello supone, sin duda, una mejora de las condicione­s de vida y un mayor progreso ciudadano. Pero, pese a ello, cada vez hay más personas, sobre todo las que viven en alquiler, que desearían gritar “¡no toquen mi barrio!”. el proceso es imparable.

Las autoridade­s municipale­s, que siempre intentan mejorar la ciudad, deberían tener muy en cuenta los riesgos de gentrifica­ción y buscar soluciones para encontrar un equilibrio. Políticas como el aumento de la vivienda social en las zonas que sufren esos procesos o hasta ayudas públicas para pagar el alquiler a los vecinos con rentas más bajas podrían corregir la expulsión de vecinos. La ciudad debe mejorar constantem­ente sin que eso comporte problemas para sus ciudadanos. Hay que intentar garantizar un beneficio urbanístic­o y social compartido.c

El riesgo de una subida de los alquileres por las mejoras en los barrios preocupa a la gente

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