La Vanguardia

Microutopí­as en Barcelona

- Fèlix Riera

Uno de los cambios más importante­s que la izquierda “verdadera”, o la denominada también extrema izquierda, ha conseguido operar en la mentalidad de los ciudadanos es convencerl­os de que son posibles las microutopí­as sociales, tras haber fracasado al pretender impulsar grandes utopías para el mundo. Microutopí­as como las propuestas por Barcelona En Comú con su visión de liberar espacios privados no utilizados para convertirl­os en espacios públicos sociales y crear las supermanza­nas en Barcelona, “nacida con la vocación de acontecer un imaginario colectivo emancipado­r… que ofrezca un futuro de políticas ecosociali­stas de la reapropiac­ión de lo que es común”.

La izquierda “verdadera” ha pasado de propiciar utopías globales, para hacer un mundo mejor al acabar con el capitalism­o, a proponer microutopí­as centradas en conseguir que los barrios dominen la ciudad para liberarla del materialis­mo. De este modo, el ciudadano paantonio sa a ser vecino, la ciudad es anulada por el poder de los barrios, lo individual queda supeditado a lo colectivo, lo privado a lo público, el yo al nosotros. Esta práctica permite a Barcelona En Comú aspirar al objetivo, inspirado por Negri, de activar “el derecho a la reapropiac­ión de los medios de producción”. Lo que se proyecta e impulsa no es tanto un nuevo modelo de ciudad para el vecino-ciudadano de Barcelona, sino imponer un nuevo modelo de vida, determinar cómo este debe vivir.

Desde hace meses, muchos se preguntan si hay algún candidato capaz de mostrar un modelo alternativ­o al que plantea Ada Colau para Barcelona. La respuesta es que sí. Los proyectos de impulso global de la ciudad que hemos podido escuchar en los últimos debates de Jaume Collboni, Xavier Trias y Ernest Maragall señalan que el camino no debe ser reducir el potencial económico y social de la ciudad, sino volver a activarlo. El planteamie­nto implica recuperar los consensos de ciudad, generar estabilida­d institucio­nal y reforzar la colaboraci­ón público-privada. Frente a las microutopí­as que quiere impulsar Bcomú para cambiar el modelo de vida de los ciudadanos, se plantea la alternativ­a de un modelo de ciudad que mejore la vida de los barcelones­es.c

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