El actor Óscar Casas vuela alto
Protagoniza ‘Mi soledad tiene alas’, el primer filme que dirige su hermano Mario
“La fiesta es para mí estar en buena compañía, con la gente que quiero, como son mis hermanos. Me gusta también que sea por la tarde y con un buen alcohol, solo o con hielo, pero sin mezclarlo con otro tipo de bebida”. Quien habla es Óscar Casas (24), actor también como su hermano mayor, Mario (36), y que ha ejercido de anfitrión de la fiesta que Belvedere celebró en Madrid el jueves. Acudieron actrices como Claudia Salas, cantantes como Recycled J, influencers como Pelayo Díaz y, por supuesto, los hermanos Casas (Óscar, Mario y Christian).
A la fiesta solo faltó Daniel Craig, el protagonista internacional de la campaña de la marca de vodka, aunque en el hotel The Madrid Edition se reprodujo fielmente el ambiente de la suite en la que se desarrolla el anuncio. “Me hubiera encantado conocerlo porque lo admiro. Especialmente en las películas que rodó de joven antes de interpretar a James Bond, que no es el papel que más me gusta de él, aunque la última con Ana de Armas me enganchó”, confesó Óscar a este diario poco antes del comienzo de la fiesta.
El actor ha viajado desde Bulgaria, donde rueda Franklin, su primer trabajo en inglés. “Está siendo todo un aprendizaje. Mi sueño siempre ha sido trabajar internacionalmente y en otra lengua que no sea la materna –asegura– porque como actor es un reto interpretar con una forma de hablar diferente a la habitual”.
De momento Franklin no tiene fecha de estreno, pero si la tiene Mi soledad tiene alas, la primera película de Mario Casas como director, con Oscar en el papel principal y que llegará a las pantallas el 25 de agosto: “Creo que ha sido el proyecto más importante, de momento, en el que más he disfrutado. Han sido los tres meses más felices de mi vida”. Quizás porque en este rodaje ha conocido a la actriz Candela González, ahora su pareja, después de haberlo dejado con la actriz Begoña Vargas.
Mi soledad tiene alas se ha rodado en la provincia de Barcelona, donde nació Óscar y vivió hasta los siete años. Trata de la amistad de unos jóvenes de un barrio humilde que intentan huir de la espiral de violencia que les rodea, y está construida con algunos recuerdos que tiene Mario de su infancia. “Emocionalmente ha sido muy impactante –explica el protagonista–, porque mi hermano ha tenido que abrirme su corazón y descubrirse. El público se va a sorprender de la sensibilidad de Mario como director”.
“En esta película la relación entre nosotros dos ha sido únicamente profesional, porque no quería contaminar el trabajo. Viajábamos en coches separados y vivíamos en apartamentos distintos”, explica. Algo importante dada la estrecha relación entre todos los hermanos: Mario, Sheila (35), Christian (31), Óscar y Daniel (9).
“Con mi familia me ha tocado la lotería –dice con orgullo–. Cada
vez lo tengo más claro, y pienso en la suerte que me ha dado la vida. Esto no nos lo puede quitar nadie, y si encima podemos trabajar juntos, pues es insuperable”. A la pregunta de con cuál de sus hermanos se lleva mejor, responde rápido: “Es como los dedos de una mano. Cada uno es distinto y tiene su función, pero si te los cortan, el dolor es exactamente el mismo”.
Es por ello que no le molesta que le comparen con Mario: “Estoy superorgulloso de él y de que se refieran a mí como su hermano”, comenta. Asegura que le ha ayudado profesionalmente y emocionalmente, y sobre todo le abrió el camino con su familia cuando anunció que también quería ser actor: “Yo lo he tenido más fácil, más acolchado”.
Óscar Casas se puso por primera vez delante de las cámaras con siete años como nieto de Rosa Maria Sardà en la serie Abuela de verano, después vinieron títulos como 53 días de invierno, El orfanato, Águila roja, Cuéntame como pasó, Jaguar o Pollos sin cabeza, estrenada recientemente. “Ahora soy consciente de la suerte que he tenido por trabajar con grandes profesionales desde niño y he recuperado formas de trabajar que no entendí en su momento”. En Fuga de cerebros o El barco hizo del personaje de Mario Casas de pequeño, y en Instinto, de su hermano menor. “Jose, que era autista, ha sido quizás el personaje más difícil al que me he tenido que enfrentar, y también creo que la profesión empezó a verme de otra manera y a confiar en mí, a partir de entonces”.
“Con mi familia me ha tocado la lotería, lo tengo claro, y si además podemos trabajar juntos es insuperable”