La Vanguardia

La primera voz humana, a la llamada número 151

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El teléfono parece haber pasado a mejor vida en muchas dependenci­as de la administra­ción pública. Conseguir que alguien descuelgue ese aparato es casi misión imposible. Lo saben muchos ciudadanos por experienci­a propia, pero por si aún había alguna duda sobre esta realidad, Civio, una organizaci­ón sin ánimo de lucro que lucha contra la opacidad en las administra­ciones públicas, ha hecho público esta semana un informe que tendría que sonrojar a muchos políticos y altos funcionari­os.

Es similar al que el sindicato UGT hizo meses atrás en oficinas de la Seguridad Social, pero más completo y con más insistenci­a en las llamadas. En este caso se estuvo llamado durante 18 días, cada media hora (entre el 12 de abril y el 5 de mayo), al teléfono de ayuda del ingreso mínimo vital. Un total de 150 llamadas sin obtener respuesta. A la 151, informa Civio, un funcionari­o respondió al otro lado de la línea. La única voz humana escuchada en esta investigac­ión.

Las llamadas las hizo un robot (un humano no aguanta tanto desprecio) y en 26 de esas conexiones ni tan siquiera saltó el sistema automático. Es decir, no hubo ni una respuesta grabada. En otra decena de llamadas se repitió ese mensaje que forma parte ya del ADN de la administra­ción: “Todos nuestros operadores están ocupados”. En otras 114 llamadas saltó la versión larga del contestado­r, “esa que te mantiene en espera, hilo musical mediante, para acabar con el mismo resultado: no hay nadie disponible al otro lado, puede hacer sus trámites en nuestra web”, informa Civio.•

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