Sprint final de los alcaldables para llegar con opciones a la ‘segunda vuelta’
Se ha pasado del todos contra Colau a un fuego cruzado con Collboni en la diana
La aparente igualdad de fuerzas con la que los candidatos a la alcaldía afrontan los últimos seis días de la campaña electoral y, en consecuencia, las serias dificultades de los estudios demoscópicos para precisar el ganador de los comicios del próximo domingo hacen prever que Barcelona deberá someterse, a partir de la noche del día 28 y hasta las vísperas de la constitución de los nuevos ayuntamientos el 17 de junio, a una segunda vuelta para determinar quién gobernará la ciudad en los próximos cuatro años.
La ronda decisiva no se resolverá en las urnas sino en los despachos y no solo por coincidencias programáticas, el topicazo que fluye a borbotones estos días en boca de unos candidatos que saben que sincerarse y desvelar a tan temprana hora sus planes para el día después equivaldría a dispararse un tiro en el pie cuando no directamente en la sien. En esa segunda vuelta también intervendrán intereses de partido que a veces se escapan a las dinámicas locales. De lo que se trata ahora, en la semana final de la campaña, es de llegar a la negociación para configurar una mayoría de gobierno –o, en su defecto, para sumar los 21 votos que garantizan el premio de la alcaldía– en la mejor posición posible.
La imprevisibilidad del pronóstico es proporcional a la previsibilidad de la campaña. A medida que esta ha avanzado han ido apareciendo las escasas novedades de unos programas que empezaron a explicarse hace ya muchos meses. El temor a cometer un error ha pesado más que las apuestas arriesgadas. En este sentido, la de Ada Colau está siendo el mejor ejemplo de un campaña prudente.
La líder de Bcomú se ha conformado con anunciar propuestas que dan continuidad a esa obra de gobierno que toda la amplia flota de pescadores de voto anti-colau trata de llevar a plebiscito. Más supermanzanas y más servicios, ahora con una óptica municipal a la que, en caso de abrirse camino en lo político y lo legal, le esperan los mismos obstáculos
En el guion de la campaña se han colado Rodalies y las ‘okupaciones’; el ‘procés’ apenas asoma
que al dentista, la funeraria, la compañía energética o la pretendida municipalización del agua.
A medida que ha avanzado la cuenta atrás para las elecciones, aquella anunciada polarización tan temida por el resto de los candidatos entre Ada Colau y Xavier Trias –reencarnado como la némesis de la alcaldesa que hace ocho años le envió a la oposición– se ha ido diluyendo parcialmente.
Las encuestas que sitúan en cabeza a Jaume Collboni han provocado la reacción de sus contrincantes. Del todos contra Colau se ha pasado a un fuego cruzado en el que la imagen del candidato socialista figura en el blanco de una diana con dos dardos que apuntan directos al centro. Uno, la eterna precariedad del servicio de Rodalies, que los socialistas tratan de esquivar con el argumento de las millonarias inversiones en curso. El otro, el recuerdo de su paso por el gobierno municipal, que permite a sus rivales señalarle como corresponsable de las políticas impulsadas por Ada Colau, y a la alcaldesa, echarle en cara, precisamente, haber renegado de una parte de esa obra compartida.
Que Collboni tiene bastantes números para situarse en prime