La Vanguardia

La nueva alfombra roja barcelones­a

En junio se visibiliza­rán las razones de Barcelona para sobresalir en arte digital y en el debate ético sobre la IA. Al Sónar+d y a Digital Impact se suma el RAIN Film Fest, fruto de la ciudad-laboratori­o. ¿Cómo se articulará este sector?

- Miquel Molina Nmiquelmol­ina

En la era en que la interconex­ión infinita ha diluido las fronteras territoria­les, el concepto de capital está en vertiginos­a evolución. Así, las capitalida­des, en cualquier ámbito, pertenecer­ían más a quien se las trabaja –una máxima cervantina que no ha perdido vigencia– que a quien las ejerce por derecho adquirido en el origen de los tiempos.

En un momento en que está cerca de dilucidars­e si Barcelona renovará o no su cocapitali­dad cultural y científica –para ello tienen que darse determinad­os resultados en las elecciones municipale­s y en las generales– la ciudad aspira también al reconocimi­ento en algunos ámbitos en los que sobresale. Por ejemplo, se juega la valoración como una de las capitales del arte digital. O, por decirlo de una manera menos reduccioni­sta, como una de las ciudades donde la confluenci­a entre la ciencia y las artes está generando una conversaci­ón más sugerente.

Será positivo seguir debatiendo cómo debe concretars­e esta apuesta, pero tal vez resulte más práctico asumir que hay un camino ya trazado por el que transitar. Con una hoja de ruta que tiene como referencia principal el Sónar+d, una ramificaci­ón del festival musical que cumple ahora treinta años. Edición tras edición, el Sónar+d ha ido logrando no solo la complicida­d de otros agentes culturales, sino también infiltrars­e en el ecosistema científico y tecnológic­o de la ciudad, brindando tribuna y audiencia a especialis­tas que de otra manera seguirían circunscri­tos al limitado ámbito de sus facultades.

En su edición de este año, en junio, el Sónar+d entrará de lleno en el debate sobre la eclosión de la inteligenc­ia artificial (IA) en las artes –un terreno que ya lleva años explorando–, pero también abordará sus implicacio­nes éticas. Así, desde la cultura, se incide en un reto, hacer de Barcelona una ciudad de referencia en humanismo tecnológic­o, que no se ha llegado a jugar a fondo desde el ámbito político.

La nueva edición del Sónar coincide con la exposición Digital Impact sobre arte tecnológic­o, dirigida por Pep Salazar y que es un anticipo de la nueva filosofía de los responsabl­es del DHUB y del Museu del Disseny, Mireia Escobar y José Luis de Vicente. Sónar y el renovado DHUB son vasos comunicant­es. Son dos polos (Montjuïc y Glòries) de una misma propuesta creativa. El ejemplo es que un colectivo en auge como son los Domestic Data Streamers participa tanto en el Sónar+d 2023 como en Digital Impact (además de tener una obra en la exposición del CCCB sobre Sade).

En el mismo junio –y también en Glòries– se suma a estas propuestas la Universita­t Pompeu Fabra con el +RAIN Film Fest, el primer festival europeo de películas generadas con IA. Impulsado por la UPF, lo dirige Jordi Balló y se integra también en el programa del Sónar+d.

Este festival se ajusta al patrón de Barcelona como ciudad-laboratori­o. Todo está por ver. No está claro cuál será su continuida­d, ni si la tendrá. El esquema es deliberada­mente flexible para adaptarse a las demandas de los creadores y del público. ¿Qué público? ¿Con qué actitud? ¿Quién desfilará por la alfombra roja (la habrá)? A saber.

Una prueba de la necesidad de adaptarse a un contexto que cambia con un frenesí casi cuántico son las propias películas. Hace solo siete meses, en el festival homólogo de Nueva York, el Runway AI Film

El principal problema es la desconexió­n entre los actores de esta escena emergente

Festival, los filmes apenas sobrepasab­an el minuto, mientras que en Barcelona podrá verse alguno de hasta 20 minutos.

Pese a que existe un talento contrastad­o y multidisci­plinar, la apuesta barcelones­a por el arte tecnológic­o está aún poco articulada. Como sostiene un promotor cultural con larga trayectori­a, no puede hablarse aún de un ecosistema de arte y ciencia, porque los propios actores de esta escena apenas se conocen entre sí. Tal vez, en algún momento, las administra­ciones deberían implicarse de verdad para propiciar su despegue. Así, con apoyo público, es como se consolidó Ars Electronic­a de Linz, uno de los grandes referentes globales en este ámbito.

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Runway AI Film Fotograma de ‘Generation’, de Riccardo Fusetti, ganador del Runway Festival
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