La Vanguardia

Algo se ha roto en Kaunas

La sección de baloncesto del Barça afronta un profundo periodo de reflexión hasta el término de la temporada, tras caer en la ‘final four’ ante el Real Madrid, y todo apunta a un cambio de ciclo

- Luis Buxeres Kaunas

No hay jornada que se compare con la vivida ayer en la historia reciente del baloncesto blaugrana. No es la primera vez que el Barça “no da la talla” en Europa –palabras textuales del director general de la sección, Juan Carlos Navarro– pero la derrota ante el Real Madrid en el Zalgirio Arena ha dejado el proyecto temblando. Va más allá de lo ocurrido, sin ir más lejos, el año pasado en Belgrado ante el mismo Real Madrid. Esta vez la sensación es de punto y aparte. Algo se ha roto en Kaunas y, para arreglarlo, hay que tomar decisiones drásticas.

Poco dado a pasear por los medios de comunicaci­ón, Juan

Carlos Navarro daba ayer un paso adelante ante lo delicado de la coyuntura y aceptaba ponerse delante de los micrófonos para hacer una valoración. No transmitió grandes titulares, no suele hacerlo, pero sí dejó entrever que su confianza, especialme­nte en el entrenador, ya no es ciega. “De momento, Jasikevici­us es una de las opciones, es la opción –se corregía–, no hemos hablado con otros entrenador­es. Pero nos sentaremos a final de temporada para pasar balance”, explicaba el director general, intentando hacer de tripas corazón.

El Barça vive horas muy complicada­s desde que sonara el bocinazo final el viernes. La tristeza y la amargura fueron los primeros sentimient­os que asaltaron el vestuario blaugrana. Abrines y Kuric parecían los más afectados, ambos con lágrimas en los ojos, intentando ser consolados por su parejas. También Sanli tenía los ojos hinchados. No era complicado adivinar el motivo. Pero, a medida que fue avanzando el tiempo, que la derrota fue siendo asimilada, la tensión fue haciendo acto de aparición.

Todo el mundo dentro del vestuario es más que consciente de que puede haberse acabado un ciclo en esta final four y que nadie tiene el futuro asegurado. Obligados por la Euroliga a jugar el inútil partido por el tercer y cuarto puesto que es más un castigo que otra cosa, los blaugrana saltaban ayer de nuevo a la pista para entrenar. Las caras, por supuesto, eran todo un poema. Pero los gestos también denotaban esa tensión que ya se palpaba antes, simplement­e tanteando el entorno del equipo. El suelo ya no es firme y nadie sabe muy bien dónde pisar.

Después de completar el que segurament­e fue el peor partido de su carrera, Mirotic, fichado (en balde) para devolver la gloria europea al Barça, asumía sus culpas, consciente de estar más que señalado. Con contrato hasta 2025, su futuro ya no es un tema tabú, como hasta ahora. “Tengo contrato pero hemos visto a mucha gente con contrato que no ha podido acabar. A mí me gustaría cumplirlo”, admitía el montenegri­no ayer, antes

Jasikevici­us acaba contrato y su futuro se decidirá a final de temporada, pero la confianza ya no es ciega

Mirotic no descarta nada: “Tengo contrato, pero hemos visto a mucha gente que no acaba su contrato”

La tensión se palpaba el día después de la derrota, nadie sabe ya qué pensar en un proyecto que tirita

del entrenamie­nto/penitencia.

No hace falta gozar de las dotes deductivas de Sherlock Holmes para entender, haciendo un análisis global de lo vivido en Kaunas estas últimas horas, que se avecinan cambios, aunque segurament­e ni siquiera en la zona noble del Palau, con el directivo Josep Cubells y el director general Juan Carlos Navarro al frente, hayan decidido ya el nuevo rumbo que debe tomar la sección. Pero urge.

La crisis económica del club también juega un papel importante en esta película. Los recortes en las secciones se harán realidad la próxima temporada, afectando al presupuest­o, y dificultan­do la tarea de Navarro de renovar el equipo sin perder competitiv­idad. Al margen de Jasikevici­us, también acaban contrato Tobey, Kuric y Sanli. El primero no tiene números para seguir mientras que el futuro de los dos primeros dependerá del músculo económico del Barça para buscarles sustitutos.

Al equipo blaugrana le queda la última bala, la de la Liga Endesa, pero esta temporada, después de tantas decepcione­s europeas, no valdría como paraguas. En Kaunas se ha roto algo y una Liga no lo arregla.

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Kauns Foatsubeut­a / KFK Nikola Mirotic no ocultó su decepción durante el entrenamie­nto realizado ayer por el Barça
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