Opciones de voto

El sábado, Jaume Collboni presentó en el hotel Axel sus propuestas en relación con los derechos LGTBI+. Dijo: “Tendré el orgullo de ser el primer alcalde gay de Barcelona”.

Como era de esperar algunos le reprochan que haga bandera de su orientación sexual. Dicen que les importa un pito con quién se va a la cama y que lo que les interesa es saber su propuesta política, qué objetivos se plantea si finalmente consigue ser alcalde, cómo gestionará las escuelas públicas, si habrá más agentes de la Guardia Urbana, si subirá o bajará los impuestos... Son personas caducas, que no se dan cuenta de que vivimos en un Instagram perpetuo, donde estos debates que reivindican como prioritarios han pasado a segundo término y ahora lo que se valora es la pose, y exhibir la orientación sexual es una importante.

Efectivamente, si Collboni fuera alcalde sería el primer gay en conseguirlo, al menos oficialmente, porque los armarios de los siglos precedentes guardan historias a menudo ignoradas. Sucedería en el cargo a Ada Colau, la primera alcaldesa bisexual, según ella misma ha proclamado diversas veces, y que cuando se fue a Milán de Erasmus tuvo una novia llamada Elena.

Pero se me plantea una duda. En relación con ser bisexual, ¿es un avance ser exclusivamente gay? No sabría decirlo. Un bisexual deja a menos gente fuera de su ámbito sexoafectivo que quien, homosexual o heterosexual, solo toca una tecla. ¿Qué es más inclusivo?

Tal como están las cosas echo de menos a un candidato trans, a otro que haga bandera de su pansexualidad y a otro claramente asexual. Si a todo eso sumamos el famoso dentista municipal y la óptica municipal que dará de balde gafas a los barceloneses, llegará el domingo y aún no habré decidido a quién votar. Si algún candidato promete un nail

center gratis para los barceloneses, mi voto será para él.c

A este paso llegará el domingo y todavía no sabré a quién votar