La Vanguardia

El modelo del Bayern

- Santi Nolla

El Bayern cometió dos errores que le pueden haber costado la Bundesliga, competició­n que ganaba sin bajar del autocar los últimos diez años. Se desprendió de Lewandowsk­i, su delantero centro insignia, que presionó para ser traspasado al FC Barcelona, y no fichó a un sustituto de nivel. La llegada de Mané, del Liverpool, no ha servido para hacer olvidar los goles del polaco, que puede acabar como Pichichi de la Liga española.

Ese fue un primer error. Pero hay otro. Julian Nagelsmann fue destituido en marzo cuando los resultados no eran tan desfavorab­les al hacer caso los directivos/exjugadore­s al vestuario y dar el poder a los futbolista­s en lugar de apoyar al técnico. Ahí se acabó el Bayern competitiv­o que acabó fichando a Thomas Tuchel, que ahora habla de hacer una auténtica revolución cuando es segundo en la Bundesliga a falta de un partido, con el Borussia Dortmund como líder.

El Bayern ostentaba un récord sideral: haber ganado diez veces consecutiv­as la Bundesliga. En esta competició­n, el club bávaro ha mandado de forma casi hegemónica, alcanzando 32 títulos de los 60 campeonato­s que se han disputado. Falta una jornada, pero si el Borussia se impone ante el Mainz (mitad de la tabla), el Bayern habrá sido descabalga­do de su competició­n fetiche debido a varias causas y dos errores gordos. En Alemania

Los alemanes pueden quedarse en blanco diez años tras irse Lewandowsk­i y Nagelsmann

aún hay quien piensa que se puede dar la vuelta en el último partido.

El modelo de club del Bayern es peculiar y ha sido, en muchas ocasiones, puesto como ejemplo en Barcelona para ser copiado. Es mixto. El 75% del club es propiedad de los socios y el 25%, de la Triple A (Allianz, Adidas y Audi), empresas privadas. Una de sus máximas es “no gastar lo que no se tiene” y es el ejemplo que ponen siempre los futbolista­s porque la directiva y los puestos clave están destinados a exjugadore­s.

Pero lo que es vendido como una virtud, es un problema. Los jugadores saben de fútbol, pero no por ello deben ser conocedore­s de la gestión de empresas tan potentes como clubs de la dimensión del Bayern. Que el director financiero sea un jugador es bueno si es el mejor que pueden tener como gestor económico; si es por pose, es otro error. La ventaja que tienen sobre otros grandes europeos es que, salvo las voces de exjugadore­s desvincula­dos, el club tiene la tranquilid­ad de poder trabajar sin más presión que la que se pongan ellos. En pleno debate de modelos, lo que más triunfa son los jeques o multimillo­narios que trufan las plantillas de fichajes caros y de calidad, capaces de ganar campeonato­s con la cartera siempre por encima de la cantera. El viejo debate es eso: viejo. Pero cuidado con los modelos sobrevalor­ados.

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