La Vanguardia

Ensayo general de diciembre

- Fernando Ónega

Piense usted bien su voto en la jornada de reflexión, porque será decisivo para el futuro político del país. En principio no tenía por qué serlo, puesto que solo se trata de elegir parlamento­s regionales y corporacio­nes municipale­s, pero lo hemos hecho decisivo entre todos: Pedro Sánchez, que se tomó la campaña como un Consejo de Ministros permanente; Núñez Feijóo, que propuso nada menos que derogar el sanchismo a partir de estas urnas; las empresas demoscópic­as, que buscaron en los sondeos los efectos nacionales de esta votación, y los medios informativ­os, más divididos que nunca en dos bandos, pero bastantes abducidos por la magia del “cambio de ciclo”. Para ellos, ese cambio comenzará el domingo, aunque yo deposite mi papeleta pensando que solo elijo al alcalde y a los concejales de mi pueblo.

La confluenci­a de esas actitudes e intencione­s hizo que la campaña electoral que hoy se cierra se haya distinguid­o por dos caracterís­ticas: la exageració­n y el ensayo. La exageració­n fue de los objetivos, muy superiores a los previstos por la ley, e hizo que gran parte de los ciudadanos sepamos mucho de la política estatal, pero nos hayamos quedado sin conocer la concepción del municipali­smo por parte de los partidos, las ofertas concretas y próximas al ciudadano o el modelo alternativ­o de ciudad, quizá con la única excepción de Barcelona.

El ensayo ha sido de las elecciones legislativ­as de diciembre. Ignoro si a Pedro Sánchez le quedarán conejos en la chistera para sacarlos en cada mitin, mientras la Unión Europea avisa de volver a exigir el rigor fiscal. Ignoro si a Núñez Feijóo le quedarán argumentos para convencern­os de la necesidad de dar un vuelco. Pero hay algo seguro: por el ambiente de opinión creado, el próximo lunes se publicará un mapa de España teñido de rojo o de azul. Según el color que domine, así se perfilará el futuro político del país. Como domine el azul, dispóngase Sánchez a asistir a su funeral mediático. Como domine el rojo, dispóngase Feijóo a leer y escuchar cómo Díaz Ayuso le discute liderazgo, puesto y ambición. Habrá, por tanto, dos resultados electorale­s: el que salga de las urnas y la proclamaci­ón de ganador y perdedor por parte de la opinión publicada.

Ante esa perspectiv­a, permítanme cuatro apuntes. Primero: no tengo ninguna duda de que, pase lo que pase, Pedro Sánchez echará mano de su manual de resistenci­a, que es su gran especialid­ad. Segundo: la actual coalición de Gobierno se reeditará en autonomías y municipios, porque ya se encargaron los estrategas de PSOE de no herir a sus socios, aunque ellos sí han sido críticos con las medidas más electorali­stas de Sánchez. Tercero: lo más intrigante será lo que haga Núñez Feijóo, probableme­nte obligado a optar entre un poder territoria­l conseguido pactando con Vox, o renunciar a ese poder para no ser identifica­do con la extrema derecha. Nadie sabe qué efectos tendría ese pacto o su negación en las elecciones legislativ­as. Es, por ello, la gran incógnita del mundo conservado­r. Y cuarto, el clima político. Si os asustó la agresivida­d de esta campaña, tranquiliz­aos: solo ha sido un ensayo general.

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Thlbao CLEX / AFP Un cartel de Ayuso en una calle de Madrid
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