El voto de todo en uno
Los ciudadanos eligen el futuro de 8.131 ayuntamientos en unos comicios donde la abstención es superior a las generales
Algo más de 35 millones de ciudadanos pueden acudir hoy a las urnas para dibujar el próximo mapa municipal de España, un mosaico de 8.131 ayuntamientos, cada uno con una dialéctica propia, pero que en su conjunto pincelarán también el tono político de cara a las generales de diciembre. Los electores de este 28-M –se deja aquí al margen las autonómicas– barajan por tanto varias cartas a la vez en una sola papeleta, y lo que se considera en términos analíticos como unas elecciones de “segundo orden” se convierte en una radiografía amplia del país. Un voto de todo en uno.
No hay que leer las municipales únicamente como unas plebiscitarias ante las generales porque el voto al alcaldable pesa, pero evidentemente va mucho más allá de la lectura local. Esta campaña empezó en dos claves diferentes por parte del PSOE y del PP. Los socialistas, indica Joan Botella, catedrático de Ciencia Política (UAB), la habían diseñado con la mirada puesta en la gestión municipal, y en la cantera de cargos locales. El PP, en cambio, indica, llegaba con una trayectoria más precaria en una legislatura en la que ha habido un cambio difícil en la cúpula de la formación. Le interesaba más, por tanto, empujar un debate en clave estatal, y lo logró al introducir en la campaña a Bildu y las listas con exmiembros de ETA condenados.
Las elecciones municipales cuentan normalmente con un porcentaje de abstención más alto (34,8% en el 2019, mientras que en las generales de abril del 2019 fue del 28,3%). Esto facilita que “entren” debates en clave estatal o nacional, explica Marc Guinjoan, profesor de Estudios de Derecho y Política (UOC). En las municipales, sobre todo en las ciudades grandes, sigue pesando al decidir el voto los ejes políticos en los que se sitúa un ciudadano: izquierdaderecha y, en Catalunya, el eje nacional. A medida que desciende la población del municipio, gana pela
El voto local es hoy más ideológico, antes se cambiaba más en cada elección, indica Joan Botella (UAB)
La lógica local y los pactos posteriores se imponen al debate nacional en Catalunya, señala Guinjoan (UOC)
so el papel y la personalidad del alcalde, sobre todo a partir de una población menor a los 200.000 habitantes.
Pero en este mosaico también hay matices, porque las grandes ciudades tienen dialécticas diferentes con la política estatal. En Barcelona, el modelo de ciudad ha centrado el debate electoral, con la mirada puesta también en las alianzas postelectorales y, por tanto, con un perfil municipal propio de larga tradición política. En cambio, en Madrid, el tono de campaña –con el PP en el Ayuntamiento y en la comunidad– ha transcurrido principalmente en clave española.
Alejándose unos meses del fragor de la campaña, el CIS de octubre del 2022 radiografiaba la opinión de los españoles sobre las municipales, donde se daba una mayor importancia que a las autonómicas (entendiendo las autonómicas en comunidades no históricas), pero menos que a las generales, y donde la valoración de la gestión municipal es más buena (52,6%) que mala (43,9%). Entre las cuestiones a las que la ciudadanía da más importancia en el ámbito de la gestión se destacaba el suministro del agua potable, la protección de la seguridad de las mujeres, la seguridad ciudadana, la recogida de basuras y la limpieza. Y en esta convocatoria de doble lectura se indicaba que un 53,3% de los encuestados dan más importancia al candidato que se presenta frente a un 37,3% que valora antes el partido.
Las elecciones municipales también son un espacio, señala el investigador Guinjoan, que facilita la entrada de partidos más pequeños en el mapa político. Se convierten por tanto los ayuntamientos en un objetivo en la estrategia de las nuevas formaciones, como sucedió en Barcelona con la irrupción de Ada Colau (Barcelona en Comú) o en Madrid con Manuela Carmena.
En este contexto, el peso de Vox, el pulso de Podemos y el futuro de Ciudadanos también quedarán recogidos hoy en las urnas. Unas elecciones, las municipales, donde, según indica Joan Botella, no hay una receta fija para analizarlas. Por una cuestión de calendario, ya se llevan tres rondas de comicios locales muy cercanas a las elecciones generales, lo que implica realizar una lectura en clave española. “El voto municipal se ha hecho más ideológico – indica el profesor–. Antes había más ciudadanos que cambiaban el voto en función de las elecciones, y ahora esto ya sucede menos”.
En este caleidoscopio electoral, Catalunya tiene una lectura especial. La lógica local tiene una dinámica propia que se impone, indica el profesor Guinjoan. No hay que leer estas elecciones como un plebiscito sobre el independentismo, algo que ya se apuntó en el 2019. Las dinámicas locales son diferentes, pesan alianzas para mantener o apear a un alcalde determinado, relaciones también personales, cuestiones que se interponen con los grandes relatos. Pero los votos también se leerán en clave nacional. Una papeleta a depositar hoy, por tanto, con muchos trasfondos.