“Me arrepiento de la guerra con José Ramón de la Morena y pido perdón”
José María García (Madrid, 1943) ha vuelto. Pero esta vez a la televisión. Más de dos décadas después de decir adiós a la radio tras 40 años de profesión, la serie documental Supergarcía (como era conocido el popular periodista deportivo) llega mañana a Movistar Plus+ para repasar su vida y su trayectoria profesional. Introductor de la radio deportiva de madrugada en España e inventor de adjetivos tan memorables como abrazafarolas, chupópteros o correveidiles, pero sobre todo incapaz de callarse una verdad, José María García reflexiona también sobre el futuro de la profesión.
Cuando le propusieron esta docuserie, ¿le pareció una buena idea o quería quitarse la espina de la serie Reyes de la noche? No tiene nada que ver. Aunque lo de la serie de ficción fue una auténtica cerdada de alguien al que yo he querido y he ayudado muchísimo tanto a él como a su padre (se refiere a Antonio Asensio jr., máximo responsable de Zeta Studios, productora de la serie). Dijo a Movistar que yo la había autorizado y era absolutamente falso. Es más, le había dicho que no porque no era una cosa real. Se inventaban una historia que era para ir directo a los tribunales, cosa que no hice por su familia. Luego llegó la propuesta de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, directores de Supergarcía, y me gustó. Llevo 20 años retirado y tenía ganas de hacer algo parecido, pero las ofertas que me llegaban no me convencían.
Usted llegó a ser una persona muy poderosa. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tener tanto poder?
Los periodistas no tenemos poder. En todo caso, un poder relativo. Sí tenemos un poder importante que es el de concienciar a la opinión pública. Yo tuve una batalla tremenda con Pablo, Pablito, Pablete (como llamaba a Pablo Porta), que fue íntimo amigo mío cuando era vicepresidente de la Federación Española de Fútbol,
pero que cuando ascendió a presidente tuve que denunciar su gestión que, entre otras cosas, no dejaba a los niños hacer deporte. A pesar de lo que yo decía, él seguía siendo presidente de la Federación, pero lo que no podía era salir a la calle. Vivía enfrente de un colegio en Barcelona y después de que los niños le descubrieran, conocedores de su historia, Porta se vio obligado a salir de su casa cuando no había niños.
La batalla radiofónica la Ser-antena 3 con José Ramón de la Morena, vista con distancia, ¿estaba justificada?
Me arrepiento totalmente de esa guerra y pido perdón. Ya se lo dije a De la Morena que nos equivocamos mucho. Un día me llamó por si podíamos comer juntos y acepté. Desde entonces mantenemos una relación adecuada. Todo aquello está absolutamente olvidado y no guardo ningún rencor.
Sin embargo, De la Morena no ha querido aportar su testimonio a esta serie documental.
Sí, es verdad. No sé por qué no ha querido participar, pero tampoco me preocupa. Hace 15 días estuvo conmigo en un acto en Cádiz.
¿Cuál cree que ha sido su gran aportación al periodismo?
La búsqueda desesperada de la verdad. No de la verdad absoluta, sino de mi verdad. Y luego denunciar todos los chanchullos que me he encontrado y que han sido muchísimos.
¿De qué noticia se siente más orgulloso?
Fue importantísimo, tanto para España como para mí, la cobertura de la noche del 23-F en 1981 y también la matanza de la plaza Tlatelolco, la plaza de las Tres Culturas, durante las Olimpiadas de México en 1968. Allí salvé la vida de milagro, debajo de un autocar. Fue el momento más peligroso y complicado que he vivido.
Curiosamente son noticias extradeportivas.
Es que deportivas hay muchísimas. Yo también me encuentro muy feliz con todos los hallazgos del mundo del deporte, los partidos que se vendían y compraban, los árbitros…
Por cierto, ¿qué opina del caso Negreira? Pienso que la gente del Barcelona ha estado de una torpeza infinita. No acabo de entender cómo unos hombres ya talludos pueden hacer esa barbaridad.
¿Cómo ve actualmente el periodismo en general? Hoy ya no existe el periodismo de calidad de antes. El oficio está en sus peores momentos porque la mayoría de empresas de comunicación están en quiebra económica. Y si el periodismo pierde su independencia y su pluralidad, lo ha perdido todo.
Lleva desde el 2002 alejado de la radio. ¿Echa de menos el medio?
No. Y ha sido toda una sorpresa. Me he acostumbrado a vivir sin ella. Y no me aburro. Ahora tengo tres nietas. Yo no pude estar con mis hijos porque siempre estaba viajando, pero ahora mis nietas son todas para mí.c