Cuando la ciencia ficción se echa en el diván
La novelista danesa Olga Ravn trata en ‘Los empleados’ de la condición humana en una nave que busca un planeta en el universo
Los empleados (La plantilla, en catalán; ambos publicados en Anagrama) no se tiene que leer pensando en Star Wars. ¿Es ciencia ficción? Sí, pero todo lo que pasa sucede muy lentamente, en pequeñas dosis, que construyen la historia como si fueran piezas de un rompecabezas. Aparecen humanos –que dudan si lo son o que quizá querrían ser humanoides–, humanoides –que dudan de si son humanos o quizá querrían serlo–, no falta la nave, claro, y la huida de la Tierra, por algún motivo que desconocemos. y se llega a Nuevo Descubrimiento, un nuevo mundo donde encuentran unos objetos que no sabemos qué son ni para qué sirven, pero que son los causantes de una serie de pequeños cambios...
En Los empleados no hay que tener prisas para entender qué pasa, pero lo que pasa atrapa al lector y plantea cuestiones éticas sobre qué es ser humano, qué es la vida, qué es la muerte, dónde está la verdad, quién la posee, quién controla la información, qué es la fidelidad ciega a una causa –en este caso la empresa–, en qué grado te puede perjudicar la obediencia absoluta si no te vales del criterio propio... Explicado todo en un ambiente onírico y a partir de las conversaciones que unos encuestadores – ¿podrían pasar por psicoanalistas?– graban a la tripulación para saber qué ha pasado.
La autora, olga Ravn (Copenhague, 1986), lo explica en una entrevista para La Vanguardia: “Si lees esta novela con una perspectiva mental racional, es decir, buscanmente do una trama, realmente recibirás muy poca información, aunque es una novela que está llena de información. Pero tienes que saber escuchar, sentir, saborear...”.
y para hacerlo, hay que estar atento a los olores, al tacto de la piel –y sus rugosidades y respiraciones– y al gusto, sobre todo en lo referido a la boca, parte del cuerpo a la que Ravn otorga mucha importancia y sensualidad: “yo estoy obsesionada con escribir sobre la boca... hahaha”. ¿Por qué? “Porque me parece que se puede activar el cuerpo del lector escribiendo sobre sensaciones y circunstancias que se producen en la boca. Cuando mis hijos eran muy pequeños se lo ponían todo en la boca: llaves, nieve, lápices... ¡todo! Es la manera de descubrir, de entender, de qué está hecho el mundo. Todos sabemos qué sabor tiene el metal y a mí me parece una manera maravillosa de experimentar el mundo y eso está presente en todos mis libros. Hay algo, también muy erótico, en el hecho de utilizar la boca como si fuera una mano o entender el mundo a través de la boca... y la lengua y el lenguaje están en la boca”.
Las relaciones entre humanos y humanoides no son tensas; son colaborativas y muchas veces el lector ignora si quien declara ante los encuestadores es uno o es el otro: “Está escrito así porque sabía que el lector se pondría inmediataal lado del humano, porque somos humanos. De esta manera quería alterar esta percepción. Si alguien que habla puede ser humano o humanoide, pero no lo sabes, entonces estás alerta a las señales y te tienes que confrontar al qué piensas de estas señales que te llegan, de cuáles son las características que consideramos humanas”.
Se tiene que estar muy atento a los detalles: “En mi cabeza tengo la imagen de una casa y es de noche y cuando escribo estoy deambulando por la casa. Si hay una puerta entreabierta, me asomo, veo un poco de una cosa, y así, mirando de reojo, es lo que se convierte en una declaración. y después voy vislumbrando cosas. De vez en cuando aparecen imágenes, que son el espejo del personaje, porque los personajes del libro tampoco saben lo que pasa; les han explicado cosas, pero ellos también se cuestionan. ¿Soy humano?, ¿no lo soy?”.
Los personajes solo tienen una parte de la información y son vulnerables a la manipulación. ¿y eso también pasa hoy con la información y con la política? “Exacto. y es una herramienta importante del poder. Creo que uno de los puntos más importantes de esta novela es esa lealtad ciega hacia la empresa. En la historia, los humanos tienen más valor que los humanoides y es más difícil para ellos abandonar este sistema, porque en principio perderán más. Es evidente que el sistema está roto, que no funciona, pero es más difícil para los humanos soltar esta idea que les han vendido. A los humanoides les es más fácil, porque no tienen nada que perder. Ellos, sencillamente, se dan cuenta de que hay algo más en la vida que ser un humanoide que solo trabaja”. ¿Ciencia ficción? Que aprendan los humanos.c
“Si no sabes si es humano o humanoide quien habla, te obliga a estar atento a las señales humanas”