La Vanguardia

Emperador Roglic

El esloveno arrebata el rosa a Thomas por 14s en la dura cronoescal­ada al Lussari y se corona hoy en Roma

- Carles Ruipérez

La imagen de Primoz Roglic con el rostro desencajad­o, el casco mal puesto y los ojos idos del 19 de septiembre del 2020 entrando en la meta de La Plancha de Belles Filles, en la penúltima etapa de aquel Tour, el primero de Pogacar, se volvió a ver en el Monte Lussari. Pero con una diferencia. Esta vez Roglic fue Pogacar, el ganador inverosími­l, el que pone la general patas arriba, y el papel de Roglic, el de perdedor que no da crédito a lo que le sucede, le correspond­ió a Geraint Thomas.

Demacrado y deshidrata­do, la maglia rosa llegó a la cima del Monte Lussari con el peor disgusto, pues ya acariciaba el éxito. El galés tranquilo se puso nervioso. El hombre sin grietas tuvo su peor día en el Giro en la etapa que la organizaci­ón puso ahí en busca de emoción y suspense y a la que los ciclistas dieron más importanci­a en 19 días de pocos ataques.

A diferencia de Roglic en el 2020, el galés no se hundió y fue segundo en la etapa. Pero se le escapó el rosa, no lo logró defender. El Giro se le escurrió por 14 segundos. Un drama para Thomas, de 37 años.

El rosa es de Roglic, que debía pelearse con Evenepoel y acaba derrotando a Thomas y Almeida. El esloveno ya tiene un Giro y tres Vueltas. El jefe del Jumbo empezó la semana sufriendo en el Bondone y la acaba celebrando como un emperador en Roma. Tres carreras ha corrido en el 2023 y las ha ganado: Tirreno, Volta y Giro.

El Monte Lussari le sonrió igual que La Planche le dio la espalda. Conoció el otro lado de la historia. Y lo hizo rodeado de paisanos, cerca de la frontera con Eslovenia: “Es algo increíble. Tenía piernas

El ciclista del Jumbo se cura el trauma del Tour del 2020, que perdió el penúltimo día ante Pogacar en otra crono

pero la afición me ha dado vatios extra. Yo solo volaba y disfrutaba”. Le metió 40s a Thomas, que tenía 26s de margen. “Es mejor perder por tanto que por un segundo o dos. Al menos, Primoz me aplastó. Se lo merece”, reconocía.

Pero tratándose de Roglic no podía ser sin un sobresalto. En pleno ascenso, tras pasar el kilómetro 15, cuando le quedaban tres, el hormigón rallado de las rampas imposibles le jugó una mala pasada. En un bache se le salió la cadena. El esloveno tuvo que bajar de la bici. Un mecánico le ofreció otra montura. Y en la meta, sus compañeros del Jumbo, que ven el infortunio por televisión, se temen lo peor. Pero Roglic lo arregla rápido, pierde unos 10 segundos en el percance y todo el ritmo que llevaba. Pero ni eso le detiene. Esta vez no. Él ya agotó el cupo de fatalidad en el 2020. Y lo confirma cuando se pone el rosa por primer vez en este Giro justo antes de llegar a Roma.c

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LUCA ZENNARO / EFE Roglic, que corrió casi en casa en el Monte Lussari, ganó la etapa y dio el vuelco a la general del Giro

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