La Vanguardia

A Putin no le gustan las rosas

- Màrius Carol

Fue Gertrude Stein quien escribió el aforismo “una rosa es una rosa es una rosa”, como una forma de expresar que las cosas son lo que son. Pero a veces una rosa es mucho m·s que una rosa y las cosas no son como deberían. Centenares de personas salieron a la calle para rendir tributo al fallecido líder opositor de Putin, Alexéi Navalni, con una rosa en los múltiples memoriales que se improvisar­on en las ciudades rusas a su muerte. En dos días, la policía arrestó a m·s de cuatrocien­tas personas, la mitad de las cuales en San Petersburg­o, que recibieron sentencias r·pidas de c·rcel de hasta dos semanas. Pasan los días, pero no pasan los homenajes. Solo permanecen las condenas.

Navalni cumplía una condena de 19 años en Lobo Polar, una de las prisiones m·s septentrio­nales y m·s duras de Rusia, por oponerse al régi

Es un signo de debilidad detener a ciudadanos que homenajean con flores a Navalni

men. Antes, los agentes de Putin ya lo habían llevado al borde de la muerte por envenenami­ento con un agente nervioso, pero pudieron salvarle la vida en un hospital de Berlín. Ser el líder de la oposición a Putin entraña riesgos. Se desconoce de qué murió Navalni, porque los médicos no lo han certificad­o, ni el cuerpo ha sido entregado a su familia.

En cualquier caso, detener a alguien por depositar unas flores ante una fotografía de Navalni no es un signo de fortaleza del presidente ruso, sino m·s bien un reconocimi­ento de su debilidad. Cuando uno ve una agresión al régimen en la fragilidad de una flor, es porque se considera menos fuerte de lo que se muestra y menos valiente de lo que le gustaría. Dicho de otra manera, quien tiene el botón nuclear no puede temer a una rosa. Quiz·s Putin recordaba cómo la revolución de las rosas cambió el gobierno de Eduard Shevardnad­ze en Georgia, cuando unas protestas masivas terminaron con los manifestan­tes irrumpiend­o en el Parlamento con flores en la mano, hace veinte años. Una rosa es una rosa, pero a veces puede ser una bandera perfumada de libertad.

Navalni era un obst·culo para Putin y este optó por aplicar la lección de Stalin cuando decía que la muerte soluciona todos los problemas: desapareci­do el hombre, desaparece el problema. Putin ya no tiene opositor, pero a cambio ha nacido un héroe. ●

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