La Vanguardia

“Un día actuábamos en Tokio y al día siguiente en una fiesta mayor”

Joan Font Fundador de Comediants, presenta ‘El venedor de fum’

- Magí Camps

En 1972 nacía Comediants, teatro de calle que combinaba tradicione­s populares con una imaginería mediterr·nea. La compañía con sede en Canet de Mar ha llegado al medio siglo de vida con la satisfacci­ón de haber completado un recorrido artístico innovador, que ha abierto camino a un modo de hacer que lleva su nombre propio. Con motivo de este aniversari­o redondo y de final de etapa, Joan Font (Olesa de Montserrat, 1949), el director de escena y uno de sus fundadores, ha creado un montaje a partir del libro que ha escrito con Piti Español, Joan Font. La descoberta d’un nou llenguatge teatral (Institut del Teatre). El espect·culo se titula El venedor de

fum y, después del estreno en Firatàrreg­a, ahora se presenta en el teatro Poliorama de Barcelona en una única función, el 5 de marzo.

¿Cómo plantea el espectácul­o? El venedor de fum es uno m·s de los actos del 50.º aniversari­o. Nuestro titular era Endreçar la memòria, porque hemos sido un desastre en este aspecto. Los que han venido después gestionan mejor la informació­n y conocen su importanci­a. Nosotros, en cambio, éramos m·s hippies, lo importante era el presente, y las reflexione­s ya las har· otro. Del libro que sale de la conversaci­ón con Piti Español alumbramos un espect·culo que cuenta mi vida.

Una vida artística de 50 años. Creo que es bonito porque es un viaje que empieza con Franco y ahora estamos con la alta tecnología. Hemos defendido un teatro propio con un lenguaje propio.

Y con este lenguaje han actuado por todas partes.

Como lo que contamos es de verdad, pues est· en nuestras raíces, podemos cruzar las fronteras. Los espect·culos son imagen, música, sensacione­s, emociones, sorpresa, magia, expresión corporal,

danza... y durante 30 años no hemos dado valor al texto.

Exportan nuestra tradición. Eso es como cuando venía Pina Bausch y decíamos: øeso se puede hacer? Pues cuando nosotros íbamos a Berlín, ellos se preguntaba­n: øeso se puede hacer y, adem·s, salir a la calle?

Y han creado escuela.

Sí, ha habido copias, en el buen sentido de la palabra, que usan el lenguaje Comediants: los demonios mediterr·neos, los duendes y los faunos... La clausura de Barcelona’92 fue una fiesta tradiciona­l, con los demonios y el fuego, con los duendes que crean el universo, y el juguete del barco de papel...

¿Todo esto aparece en El venedor de fum?

El espect·culo es este viaje sin muchas pretension­es. Es complicadí­simo poder hacer un hilo conductor, porque yo me estaría cuatro horas. Doy conferenci­as en la universida­d y en escuelas de teatro, y la gente aplaude como si fuera un espect·culo.

¿Le ha dado la vuelta y ahora da un espectácul­o conferenci­a?

Es así, sí, con algún elemento como música, proyeccion­es, m·scaras o una americana, porque un joven que no nos haya visto nunca lo conozca y acabe preguntand­o: øeso se puede hacer? Pues sí, porque hemos creado este lenguaje propio. Salvador Sunyer (Temporada Alta) escribía sobre aquella primera época, con La Fura, Carles Santos y nosotros, y decía: “Actuaban en Tokio y al día siguiente lo hacían en mi pueblo”. O en cualquier fiesta mayor. Esa es la grandeza del momento teatral: actu·bamos en Aviñón, en la Bienal de Venecia, y en todos los pueblos.

Y de la fiesta mayor al mundo. Cuando cuento aventuras, hay quien me dice: “Dónde no has estado, que acabaremos antes”. Cuando actuamos la primera vez en Sydney, no habían visto nunca un espect·culo de demonios ni de teatro en la calle. Entre la Opera House y el Jardín Bot·nico con el ·rbol milenario, montamos el primer espect·culo de calle de Australia. Ahora ya tienen un importante festival de teatro callejero.

¿Cómo definiría ese lenguaje? Muy visual y sorprenden­te, en la cuerda floja entre el sueño y la realidad, la realidad y la irrealidad, la maravilla y las raíces, que no tiene limitacion­es de espacio. Hemos actuado en barcos, en trenes. Nuestro arte va a buscar a la gente, y eso es lo fant·stico. Desde muy jóvenes íbamos a los colegios, a los mercados, a las discotecas.

¿Por qué no hay continuida­d? Habíamos reclutado a gente joven, pero es un regalo envenenado. Y en el 2008, con la crisis, se fue todo al garete porque, como actuamos en la calle, la gente no paga y lo tienen que hacer los ayuntamien­tos. Entonces, como decía nuestro gerente, lo importante pasó a ser llenar la nevera.

¿Cuál habría sido la solución? Pues que hubiera pasado como en Canad· con el Cirque du Soleil, que tiene un apoyo institucio­nal que aquí no hemos tenido. Se hizo un Teatre Nacional fant·stico y necesario para el teatro cl·sico, pero habría que haber hecho m·s teatros nacionales para los otros teatros con proyección internacio­nal, desde Pep Bou y sus burbujas, hasta todos los otros. El país dejó de apostar por un teatro singular y propio. Estrenamos la sala Petita con T.E.M.P.U.S., y hemos montado óperas en el Liceu, quiero decir que hablo con propiedad.

¿Cuándo pondrá el punto final? Con un creador tan bruto como yo, costar· mucho, porque tengo muchos proyectos en marcha y hay mucha gente que me pide colaboraci­ones. Pero Comediants sí, por la infraestru­ctura que hay que mantener. Ahora estamos llevando mucho material al Museu de les Arts Escèniques. ●

Un lenguaje propio Visual y sorprenden­te, en la cuerda floja entre sueño y realidad, sin limitación de espacio”

En los cinco continente­s “Cuando cuento aventuras, me dicen: ‘Dónde no has estado, que acabaremos antes’”

 ?? Ana Jiménez ?? Joan Font en el teatro Poliorama durante la entrevista con La Vanguardia
Ana Jiménez Joan Font en el teatro Poliorama durante la entrevista con La Vanguardia

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