La Vanguardia

Koldo, el problema con las gambas

- Isabel Gómez Melenchón

Cada país se corrompe a su manera, o dicho de otra forma, en qué nos gastamos el producto del latrocinio dice mucho de nosotros. Los reporteros de The Washington Post igual no hubieran resuelto el Watergate si su Garganta Profunda en lugar de aconsejarl­es seguir la pista del dinero hubiera señalado la del marisco. Aquí no falla.

Aquí empiezan a resultar habituales las noticias sobre alguien que se unta por unas cigalas o unos “langostino­s gordos”, como los que aparecen en la carta del restaurant­e donde cazaron al conseguido­r Koldo. Presuntame­nte, lo de conseguido­r, no el tamaño de los langostino­s. Koldo García, el último por el momento de una larga serie de perjudicad­os por el centollo, si a Al Capone lo delataron los impuestos, a los nuestros los pillan siempre con el gambón en la mano. Algo en el ADN nos encamina sin remedio y a sabiendas a la perdición de la marisquerí­a.

Las redes han tomado nota: “¿Qué tendr· el marisco que les hace tan aficionado­s a las comisiones?” (@Pcasrey). Sin duda se trata de un dardo tan envenenado, lo de comisiones, como una almeja en mal estado, porque son varios los esc·ndalos que han hermanado a presuntos bogavantes con presuntos sindicalis­tas, y los envidiosos tuiteros señalan a los socialista­s por su voracidad, como si a los populares no les gustaran las gambas. De hecho, incluso a esta escribidor­a le chiflan. Es m·s, entre sus recuerdos cinéfilos se encuentra una imagen de Fernando Esteso y sus compinches poniéndose ciegos a jabugo y camarones en Mallorca o Torremolin­os, tras sus amagos de tropelías.

Eran otros tiempos que siguen siendo estos, el jamón parece ser prueba superada, pero los crust·ceos, no. @Basireload­ed se pregunta si acabar·n con el marisco de todo el país, y @Asuncionma­ria91 propone levantarle­s un monumento, a los mariscos, porque gracias a ellos acaban pillando a los “cara duras”. Ni una trama sin sus percebes.

Hacemos memoria y la hemeroteca nos devuelve la inquietant­e imagen de un país rendido a las nécoras y las ostras. Por ejemplo, otro mediador reciente, Tito Berni, también tuvo algo que ver con una langosta, Francisco Correa, de la Gürtel, frecuentab­a marisquerí­as de alto nivel... la palabra mariscadas aparece con sospechosa frecuencia en los sumarios.

En estas comilonas de los corruptos con bandejas de buey de mar y etcéteras, ¿se incluyen las navajas? El molusco, se entiende. ●

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