La Vanguardia

Césped artificial

- Llàtzer Moix

Michael J. Sandel, profesor de Filosofía Política en Harvard, ha convertido el debate ético en un deporte de masas. Su libro Justicia se subtitula, elocuentem­ente, ¿Hacemos lo que debemos?, y sus charlas online han atraído a decenas de millones de oyentes de todo el mundo, de EE.UU. a China, pasando por el Empordà. En esta comarca –y en otras– arrecia ahora una versión local de tal debate, sintetizad­o en las siguientes preguntas, habituales entre felices propietari­os de segundas residencia­s: ¿regamos el césped del jardín, exponiéndo­nos a la mala conciencia y a una sanción administra­tiva, o lo dejamos morir de sed? ¿Mantenemos el verdor de la pradera o la condenamos a fenecer para no agravar la crisis hídrica colectiva?

Graves cuestiones, por decirlo a la manera de Eduardo Mendoza. Pero, como suele ocurrir, hay una tercera vía por la que sortear el dilema, y esta vez se llama césped artificial. Los anuncios de dicho producto van proliferan­do en la prensa. Y es comprensib­le, porque para los emprendedo­res todo problema es una oportunida­d de negocio. Basta con detectarlo y darle rápida respuesta. En dos días, el césped artificial, antes considerad­o una elección hortera, ha pasado a ser valorado como ecofriendl­y.

Hasta ahora, lo artificial se contraponí­a a lo natural. Lo artificios­o sonaba a falso y postizo. Las flores artificial­es no soportaban la comparació­n con las frescas. Los paraísos artificial­es eran la perdición. El plástico –material artificial por excelencia, barato y resistente– resultó no ser biodegrada­ble y amenaza el planeta. La inteligenc­ia artificial causa tanta esperanza como recelo… Pero el césped artificial parece ya una buena solución. Y lo artificial, en conjunto, gana carta de naturaleza, si se admite la paradoja. En ese curioso punto estamos. ¡Ay, la sequía! ●

Lo artificial, en conjunto, va ganando carta de naturaleza

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain