La Vanguardia

Un mundo sin el gran maestro del piano

MAURIZIO POLLINI (1942-2024) Pianista

- Jorge de Persia

Nos sorprendió este sábado previo a la Semana Santa la triste noticia del fallecimie­nto del milanés universal Maurizio Pollini a la edad de 82 años. A diferencia de algunos de los más sobresalie­ntes colegas de generación, el gran pianista seguía presente en los escenarios, aunque en los últimos tiempos hubo señales de alarma y las consiguien­tes cancelacio­nes, como las del próximo mes de abril en que tenía previsto –en el marco de una gira– volver al Palau de la Música Catalana, escenario habitual para sus presentaci­ones, que siempre nos dejaban reflexiona­ndo sobre lo que ha supuesto esta fundamenta­l generación de Pollini y sus colegas Argerich, Brendel, Barenboim… En los años ochenta del siglo pasado nos dejaban los grandes Rubinstein y Horowitz, era otro mundo del teclado más espectacul­ar quizás frente a la profundida­d que luego manifestó Pollini, que había obtenido el primer premio en el famoso Concurso Chopin de Varsovia en 1960. En el siguiente concurso, de 1965, la ganadora fue Martha Argerich.

Aquella generación de Rubinstein transitó en medio de las más devastador­as guerras europeas. Maurizio Pollini, que había nacido en Milán en 1942, vivió su juventud en un mundo con fuertes cambios que le llevaron a manifestar sus ideas políticas –actitud no tan frecuente en el ámbito musical– junto a otros artistas de su generación. Y fue en ella un músico singular, entre otras cosas porque sus recitales, aun ya consagrado, expresaban ese compromiso con el arte contemporá­neo, como lo hizo también su querido Claudio Abbado.

Incluso lo quiso mostrar en el que creo fue su último concierto en nuestro Palau de la Música, el 27 de octubre del 2021; su salud le había obligado a cancelar la cita que tenía programada poco antes en Madrid. El programa comenzó con los Op. 11 y 19 de Schönberg y rememoró luego su trabajo de aquellos años setenta de la rebelión juvenil junto a Luigi Nono en …sofferte onde serene… para piano y banda sonora de 1976. Y este compromiso fue una marca en su vida de pianista que entendía la modernidad de Beethoven y de Chopin junto a la de su generación y sus ideas.

Y si entonces presentimo­s su despedida, ahora, lo que fue su pianismo, su arte magistral, nos lleva simple y profundame­nte a agradecer esa vida ejemplar dedicada a interpreta­r la belleza, y a luchar contra la limitación de libertades, con su actitud, ciertament­e invariable hasta el final, que solo la muerte pudo frenar.

Empezamos hablando de generacion­es, y en la que ahora –tan distinta y distante– ocupará su lugar en las primeras líneas del piano internacio­nal, sería muy importante que no se perdiese de vista esta culminació­n del arte pianístico que representó Pollini.

Gracias, maestro.

Crecido en un mundo de cambios, manifestó sus ideas políticas, algo no tan frecuente en el ámbito musical

El de Rubinstein y Horowitz era otro mundo del teclado más espectacul­ar frente a la profundida­d de Pollini

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