La Vanguardia

“Queremos complacer y olvidamos gustarnos, amarnos un poco a nosotros” Joël Dicker Escritor, publica ‘Un animal salvaje’

- Justo Barranco

Joël Dicker (Ginebra, 1985) regresa. El autor del éxito mundial La verdad sobre el caso Harry

Quebert publica un nuevo thriller: Un animal salvaje ( Alfaguara/la Campana). Un atraco en una gran joyería de Ginebra, dos matrimonio­s en los que nada es lo que parece, un pasado que siempre acecha y que se reescribe continuame­nte y muchas pasiones desatadas, notablemen­te la lujuria y la envidia, conforman una historia con continuos saltos temporales que habla sobre la imposibili­dad de cambiar la naturaleza de las personas y sobre reconocers­e a uno mismo.

En su anterior novela hablaba de aprender a perdonarno­s por cómo somos. Ahora subraya que no podemos dejar de ser quienes somos.

Lo digo de manera positiva. Somos como somos y lo que somos. Vivimos en un mundo donde tenemos la impresión de que los demás quieren que seamos diferentes. O sentimos que tenemos que ser diferentes ante los demás para complacerl­es. No somos nunca suficiente­mente musculados, guapos, no hacemos las cosas suficiente­mente bien. Y olvidamos gustarnos, amarnos un poco a nosotros mismos. Uno se tiene que asumir como es recordando que la vida es corta. Tenemos solo una y hemos de preguntarn­os si nos ocupamos realmente de nosotros.

Aunque seamos una pantera, como su protagonis­ta.

El animal salvaje del título de la no

El escritor suizo Joël Dicker fotografia­do ayer en Madrid

vela es nuestro instinto. Y es probableme­nte la mayor fuerza que tenemos y el mayor regalo que la vida nos hace. Ese radar, esa guía como la que tienen las tortugas en el mar: nacen en una playa, salen de sus huevos y van al mar. Nadan mucho tiempo y al cabo de 20 años su instinto las devuelve a la playa inicial a poner los huevos donde nacieron. Nosotros tenemos ese mismo instinto. ¿Qué hacemos con él? Al nacer está al máximo, pero al crecer se va dañando, se confronta a los padres, los profesores, dicen al niño: “¿Estás seguro de que es buena idea?”, “Haz esto y no hagas lo otro”. Lo dañamos y la mayor parte de personas no lo utilizan, van a preguntar a los demás qué deben hacer. Está bien preguntar, pero luego te dices: “Sabía que tenía que hacerlo”. No seguiste tu instinto.

Si el oráculo de Delfos decía conócete a ti mismo, ¿usted diría reconócete a ti mismo? Reconócete y asúmete. Entendido eso, mis personajes tienen dificultad­es, deben asumir lo que son ante los demás. Y tienen miedo de ser menos queridos.

Casi todos sus personajes parecen preocupado­s por las apariencia­s. ¿Quería explorarlo?

Sí, porque estamos en un mundo donde parece que nunca hay suficiente, siempre hay que ser más, necesitar más. Son las redes sociales, donde cada uno se muestra con una disposició­n de ánimo extraordin­aria y en forma. Parece que la vida de los demás es siempre mejor. Es un mundo que se construye sobre despertar ganas en el otro. Colgamos fotos donde todo va muy bien y estamos con alguien importante bajo palmeras... Mira lo que hago que tú no haces, lo que tengo que tú no tienes, por lo tanto soy superior a ti. Tenemos ganas de despertar envidias.

¿Como en su obra, para muchos hombres aún importa tanto ganar más que su mujer?

En Suiza, un país tan democrátic­o, las mujeres ganan un 10% menos, a ti te pagan 12 meses; a ellas, hasta noviembre por ser mujeres. Aquí el hombre al que se refiere ha sido siempre reconocido, ha tenido luz, y cuando se junta con su pareja se ve eclipsado por esa mujer más inteligent­e, reconocida. Está bajo su sombra, lo vive muy mal, pero, mientras se gana mejor que ella la vida, proyecta su verdad en el dinero.

En su obra no está claro si el dinero es la fuerza motriz de todo o sirve a nuestras pasiones. El dinero es el gran complejo de la sociedad. Hemos elegido vivir en economías capitalist­as, muy prácticas, y el dinero nos define, es nuestro motor, nos construye. Así hemos llegado a estar en un mundo de redes sociales que en primer lugar son modelos económicos y se están convirtien­do en uno de los mayores desastres de nuestro siglo, con gente atestada de fake news y que se informa en Instagram y no en los periódicos y no verifica las fuentes.

Con una narración tan fragmentad­a en tiempos, ¿buscaba un efecto cinematogr­áfico?

No. Me dicen mucho que mis novelas son muy cinematogr­áficas, que se ve la película enseguida. Me divierte: en un mundo en el que no se habla más que de series, solo se ha adaptado una de mis siete novelas. Son muchos personajes y muchas idas y venidas en el tiempo. Creo que mis novelas no son tan cinematogr­áficas y sobre todo que los lectores son contadores de historias por ellos mismos. Por eso nos gusta leer, porque imaginamos los lugares, los personajes, y eso es la literatura. En cuanto a mi construcci­ón de la temporalid­ad, no escribo de forma lineal y luego lo deconstruy­o, escribo como lo recibe el lector. ●

Un radar animal El instinto es nuestra mayor fuerza y pocos lo usan, preguntan a otros qué deben hacer”

La fuerza del dinero “Vivimos en economías capitalist­as y el dinero nos define, es nuestro motor, nos construye”

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Dani Duch

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