La Vanguardia

Europa se calienta el doble que el planeta por el Ártico y las olas de calor

● La media ha subido 1,4ºc en la Tierra, pero en Europa ha aumentado 2,6ºc ● Los gases invernader­o y el calor del océano catapultar­on las temperatur­as en el 2023 ● Lo más probable es que el verano sea más caluroso que la media, dice Copernicus

- Anton o Cerr llo Barcelona

El año 2023 fue el primero o el segundo año más cálido en el conjunto de Europa desde que se hacen registros (depende de si se tienen en cuenta los datos de Groenlandi­a). La temperatur­a media en el Viejo Continente fue el año pasado 1ºc superior a la media de 1991-2020, según el informe sobre el estado del clima en Europa de la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM) y el programa Copernicus de la UE. Pero lo más relevante es que, mientras el conjunto del planeta registra una subida de temperatur­a de 1,4ºc respecto a la época preindustr­ial, en Europa el ascenso se sitúa en 2,6ºc. ¿Por qué esa diferencia?

Desde la década de 1980, Europa se ha venido calentando dos veces más que el promedio mundial. Es el continente que más rápidament­e experiment­a este proceso. Esto se debe sobre todo a la mayor proporción de tierras europeas en el ¡rtico, la región que se calienta más rápidament­e de la Tierra (3ºc desde los años setenta del siglo pasado).

Europa se encuentra, en gene

En los últimos 20 años, la mortalidad relacionad­a con las altas temperatur­as ha crecido un 30%

ral, en latitudes más bien altas del hemisferio Norte y, además, una parte del continente incluye territorio del círculo polar ¡rtico. “Al ser los polos la zona que más se calienta en el planeta, cuando se hace una media de temperatur­as en Europa, en la que se incluye una parte del ¡rtico, el resultado es que las temperatur­as suben más…”, dice Joaquín Muñoz, responsabl­e de la vigilancia climática por satélites de Copernicus.

Otro factor que incide son los cambios de circulació­n atmosféric­a, que favorecen las entradas de olas de calor más frecuentes en verano. Esa circulació­n oceánica trae aguas calientes a las costas europeas, y eso hace que sean relativame­nte más cálidas que las de

otros océanos. “Tenemos inviernos relativame­nte templados cuando en latitudes equivalent­es en América del Norte los inviernos son mucho más fríos”.

Los tres años más calurosos desde que existen registros se han dado desde el 2020, y los diez años más cálidos, desde el 2007.

El informe correspond­iente al 2023 indica que casi todas las regiones de Europa registraro­n temperatur­as por encima de la media casi todo el año, excepto Escandinav­ia, Islandia y Groenlandi­a. Fue el segundo otoño más caluroso y en noviembre se midieron 6ºc por encima del promedio en el este de Europa y el ¡rtico.

¿Y qué explica que el 2023 haya marcado nuevos récords? La razón principal es el incremento de las concentrac­iones de los gases invernader­o, el calentamie­nto provocado por el hombre en la quema de combustibl­es fósiles, según explica Joaquín Muñoz. De nuevo en el 2023 hubo récords en las emisiones de dióxido de carbono y de metano. Pero, además, han contribuid­o las altas temperatur­as en los océanos, así como la variabilid­ad natural relacionad­a con el Niño, un fenómeno cíclico de calentamie­nto que empieza en el Pacífico ecuatorial con repercusió­n en todo el planeta, aunque en Europa su influencia está más debilitada. Igualmente, se ha detectado “una pequeña contribuci­ón del ciclo solar, que ahora está en un pico”. Y una cuarta explicació­n es una reducción de los aerosoles en la atmósfera (que reflejan la radiación solar), debida a una disminució­n de la contaminac­ión por dióxido de azufre en el transporte marítimo.

La gran novedad del 2023 han sido las altas temperatur­as del océano, “las más altas desde que hay registros”, dice el informe. En junio, en el Atlántico (al oeste de Irlanda y alrededor de Gran Bretaña) se midieron 5ºc por encima de la media, y en junio y agosto se rebasó ese umbral de zonas del Mediterrán­eo. El Niño y la mayor incidencia de la radiación serían las causas principale­s.

Un efecto ha sido la proliferac­ión de las olas de calor. En Europa, 23 de las últimas 30 olas de calor más graves han tenido lugar desde el año 2000. Y en el 2023 se alcanzó un número récord de días con “estrés por calor extremo”, que equivale a una temperatur­a que se percibe como superior a 46°C. El 13% del continente y el 41% del sur de Europa experiment­aron un “fuerte”, “muy fuerte estrés” o “extremo estrés” por calor el 23 de julio. En los últimos 20 años, la mortalidad relacionad­a con el calor ha aumentado alrededor de un 30%, y se calcula que las muertes relacionad­as con el calor se han incrementa­do en el 94% de las regiones europeas observadas.

El informe constata que la “frecuencia y la severidad de los sucesos extremos se están incrementa­ndo” en Europa. Las precipitac­iones (un 7% por encima de la media) y las inundacion­es (en Italia, Suecia o Eslovenia...) tuvieron como reverso un clima más seco que el promedio en los países situados al oeste del mar Negro y en el sur de la península Ibérica, donde se dieron condicione­s secas de febrero a abril.

Los fenómenos meteorológ­icos extremos elevaron los caudales fluviales de manera excepciona­l debido a las tormentas entre octubre y diciembre. Según las estimacion­es preliminar­es, en el 2023 se perdieron en Europa 63 vidas en sucesos causados por borrascas, 44 por inundacion­es y otras 44 por incendios forestales. Se calcula que las inundacion­es afectaron a 1,6 millones de personas.

“La crisis climática es el gran reto de nuestra generación. El coste de actuar puede ser alto, pero el coste de no actuar es mucho mayor”, señala Celeste Saulo, directora general de la OMM. Las pérdidas económicas relacionad­as con la meteorolog­ía y el clima superaron los 13.400 millones de euros, y el 81% se debieron a inundacion­es.

El número de días de nieve en el Viejo Continente fue inferior a la media. Todo ello se visualizó en una pérdida neta de hielo en los glaciares en toda Europa. En los Alpes, esa pérdida fue del 10% del volumen que les quedaba en el 2022 y el 2023.

Mientras tanto, la predicción estacional de Copernicus indica que en estos momentos hay más probabilid­ades de que tengamos un verano con temperatur­as por encima de lo normal para esa época del año que el hecho de que no sea así . “Pero esto no debe ser algo que nos deba sorprender, pues en el escenario actual predomina la tendencia a un incremento de temperatur­as”, dice el experto de Copernicus. “Si consideram­os que el principal factor de que aumenten las temperatur­as es la concentrac­ión de gases invernader­o, por esta razón tendríamos un verano todavía más caluroso en el 2024; pero hay que tener en cuenta que en el 2023 han incidido el Niño y otros factores, con lo cual no podemos garantizar que vaya a ser así. Una transición hacia un estado neutro o hacia la Ni

ña no nos puede garantizar que se vayan a acolchar las temperatur­as”.

De las 30 olas de calor más graves que ha sufrido Europa, 23 han tenido lugar desde el año 2000

Las daños económicos por la meteorolog­ía y el clima superaron los 13.400 millones de euros en el 2023

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